A sus 35 años, Lionel Messi puede presumir de haberlo ganado casi todo en el fútbol, pero le falta conseguir la joya de la corona, el Mundial, el torneo más importante y con el que sueña desde siempre. Catar-2022 puede ser su última oportunidad.
“Seguramente sí”, dijo Messi el pasado mes en una entrevista al canal deportivo ESPN, cuando le preguntaron si el de 2022 es su último Mundial. Tendría ya 39 años en la siguiente cita, la de 2026 en Estados Unidos, México y Canadá.
Los hinchas argentinos pudieron respirar tranquilos el pasado domingo al término del partido que el París Saint-Germain ganó 5-0 al Auxerre en la Ligue 1 francesa. Messi había reaparecido tras unos pequeños problemas físicos y jugó 75 minutos, sin complicaciones, con lo que podía afrontar la aventura de la Albiceleste en buen estado.
El lunes, Messi pasó a ‘modo Mundial’ y se unió en Abu Dabi a sus compañeros de selección, con la que comenzó a ejercitarse desde el primer día y con la que marcó un tanto el miércoles en el amistoso ganado a Emiratos Árabes Unidos por 5-0, en el ensayo general de la Scaloneta para Catar-2022.
Tras esa breve estancia en Emiratos Árabes Unidos, Messi llegó en la noche del miércoles al jueves a Catar.
Messi sabe que la misión es complicada, después de cuatro intentos infructuosos (2006, 2010, 2014 y 2018).
Lo más cerca que estuvo del objetivo fue en el Mundial de Brasil-2014, donde Argentina fue subcampeona, cayendo 1-0 ante Alemania en la prórroga. Messi fue elegido el mejor del torneo.
El Mundial donde menos lejos llegó Messi fue el más reciente, el de Rusia-2018, donde Argentina tuvo muchos problemas desde el principio y el equipo se despidió en octavos de final al perder ante Francia (4-3), la futura campeona.
Messi acumula seis goles en esos cuatro Mundiales, pero ninguno de ellos fue en partidos de eliminación directa, en los que se juegan a todo a nada. Un reto añadido más para la estrella argentina.
Con la voz de la experiencia, Messi alertaba el pasado fin de semana, en una entrevista con Olé, sobre el clima triunfalista que parece rodear a su selección, invicta desde hace 36 partidos.
“No vamos a ser campeones de entrada como pensamos los argentinos”, advirtió.
El ‘efecto Copa América’
Pero más allá de los llamados a la cautela, Argentina tiene argumentos para ser optimista, después de que Messi saldara el año pasado una de sus cuentas pendientes, la de conseguir un gran título con la selección absoluta.
Fue en la Copa América, donde Argentina ganó 1-0 a Brasil en Maracaná, en un torneo en el que Messi firmó cuatro tantos y fue elegido el mejor del torneo.
En junio de este año, Messi estuvo también en el título argentino en la Finalissima, el duelo oficial entre los campeones continentales de Sudamérica y Europa. Argentina se impuso allí 3-0 a Italia en el estadio londinense de Wembley.
Hasta estos dos éxitos, los principales logros de Messi vestido de Albiceleste eran el título mundial Sub-20 en Países Bajos-2005, donde fue también el mejor del torneo, y la medalla de oro olímpica de Pekín-2008.
Desde ese título en China, Messi fue acumulando decepciones con Argentina, hasta el punto de pronunciar unas palabras que apuntaban a un retiro de la misma, justo después de perder la final ante Chile en la Copa América Centenario en 2016, donde él mismo había fallado un lanzamiento en la tanda de penales decisiva.
Para alivio de los hinchas, Messi decidió luego seguir jugando con su selección, encontrando la ilusión necesaria para afrontar el ciclo hacia el Mundial de 2018.
Mientras, en el fútbol de clubes, Messi acumulaba éxitos en sus años más gloriosos con el FC Barcelona, con el que ganó cuatro Ligas de Campeones europeas, tres Mundiales de Clubes o diez Ligas españolas, entre otros éxitos. En el París Saint-Germain, al que llegó en 2021, sumó un título en la liga francesa.
En el plano individual ha ganado siete Balones de Oro a mejor jugador del año, todo un récord, pero en la espectacular colección falta el trofeo del Mundial, que sueña con levantar el 18 de diciembre.