¿Y qué le dirías a alguien que es un perfeccionista? Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Sí, le diría eso. Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Este es el episodio número 45 de tres minutos basta. 45 semanas comentando aprendizajes de líderes que he tenido el privilegio de conocer. Y muchos comentarios recogidos desde el instagram ignacioquintanillasalinas.
Recibí esta pregunta en el instagram y me quedé pensando en ella porque recuerdo experiencias diferentes.
Hace algunos años, en Barcelona, estuvimos sacando unas fotocopias con mi compañero Jesus García. Y las fotocopias salieron ligeramente torcidas. Jesús las tomó todas y las tiró a la basura. Y volvió a hacerlas mientras me decía…., ¿Por qué hacerlo a medias si puede ser perfecto?.
En Lima, siendo responsable de productos, seguía revisando la información de mercado. Mi jefe me llamó y me dijo, cuidado con la parálisis por análisis, que lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Soy de Arequip, una ciudad de campo donde de niño creces viendo vacas, bueyes, burros y ovejas. Cuando era pequeño, todas las mañanas veía al pastor llevando las vacas a pastar acompañado de un burro cargado hasta arriba. La carga iba siempre mal acomodada, y el pastor decía, “la carga del burro se arregla en el camino, lo importante es que ya estamos caminando”.
Entonces…., ¿ser o no ser perfeccionista?
Creo que el perfeccionismo es una maravilla y es con lo que debemos soñar. Tiene que ser nuestra aspiración. Por qué hacerlo a medias si puede ser perfecto. Pero también creo que la aspiración no debe ser el punto de partida, sino el punto de llegada. Vamos acomodando la carga mientras caminamos y de esa manera no te quedas en parálisis por análisis. Hay que apuntar a lo perfecto, pero sin que ello ponga en riesgo lo bueno.
No debemos conformarnos con lo bueno. No.
Tenemos que lograr que lo que hagamos resuelva problemas que le afectan a alguien. Y no parar nunca de buscar impactos positivos con nuestras decisiones para que la sociedad sea siempre mejor.
Lo perfecto es enemigo de lo bueno y no debe ser un freno. Pero hay que perseguir la perfección.
¿Y cómo sabemos cuando ya es perfecto?
Es sencillo. Cuando es positivo para todas las personas. Cuando es positivo para el equipo, para el cliente, para el accionista, para los proveedores, para el gobierno. Mientras haya alguien a quien no le sume, no es perfecto. Cuando suma a todos, entonces es perfecto. Esa es la mirada de capitalismo consciente. De lideres responsables convencidos de nuestra verdadera obligación de hacer las cosas perfectas para los demás. Y sobre eso no podemos abdicar.
Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Pero nunca dejemos de perseguir la perfección.