ACUERDOS COMERCIALES. Tener que asegurar que los tratados de libre comercio (TLC) seguirán vigentes es otra muestra de la falta de credibilidad del Gobierno. El premier Guido Bellido dijo el jueves que los TLC firmados con otros países “tienen que continuar”. Es que el plan de gobierno de su partido planteaba la “revisión, regulación o anulación” de los mismos, aunque cuando asumió una postura moderada con miras a la segunda vuelta, el entonces candidato Pedro Castillo señaló que no se cambiaría lo que funciona bien.
Quizás la ojeriza frente a los TLC se sustente en la creencia de que solo se benefician las grandes empresas, lo cual no es verdad, pues el grueso de empresas que envían productos peruanos al exterior son medianas y pequeñas, aparte de que esos esquemas han permitido diversificar la oferta exportadora y aumentar el número de países que nos compran. También han permitido aprender sobre las preferencias y hábitos de consumo de la demanda, cuyo resultado ha sido una mejora de procesos y adaptación tecnológica –muchos productos nacionales son de categoría premium en el mercado internacional–.
La libre importación también ha aportado ventajas, sobre todo en el campo de insumos y bienes de capital, y ha incentivado la competencia y la eficiencia productiva en el mercado interno, aunque en casos puntuales –como el ingreso de ropa y calzado chinos a precios supuestamente subvaluados– merecen un mayor y más ágil escrutinio. Así que ahora que las aguas parecen haberse calmado, al menos en este tema de política económica en el que Bellido está en sincronía con el titular del MEF, Pedro Francke, habría que saber cuál es el plan de trabajo y las prioridades del titular del Mincetur, Roberto Sánchez.
Ha comenzado reuniéndose con la Asociación de Exportadores (ADEX) y declarando que implementará una agenda de trabajo conjunta y que buscará reducir costos con herramientas como la ventanilla única de comercio exterior (VUCE). Días después, dijo que se aprovecharán al máximo los TLC.
Ha sido un inicio “estándar”, propio de un ministro que acaba de asumir, pero para hacer un mejor trabajo que sus antecesores –sobre todo los del Gobierno de Vizcarra–, tendría que detallar cómo abordará esos objetivos, además de darles un nuevo impulso a las oficinas comerciales, implementar el Acuerdo Transpacífico (TPP), que fue ratificado por el anterior Congreso, y tener un papel más activo en la planificación de infraestructura de transporte (puertos, carreteras, aeropuertos), pues son un factor clave para elevar la competitividad exportadora.