China anunció que los vuelos internacionales con destino a Pekín, que prácticamente desaparecieron a principios de año debido a la pandemia, van a aumentar gracias a una mejoría notable de la situación sanitaria.
El gigante asiático, donde brotó el nuevo coronavirus a finales del 2019, cerró sus fronteras a finales de marzo, cuando la epidemia se extendía por numerosos países.
El gobierno chino limitó entonces las conexiones internacionales de las aerolíneas a una por semana y por país. En la práctica y salvo contadas excepciones, solo los ciudadanos chinos podían entrar al país.
Esta medida comenzó a flexibilizarse en las últimas semanas, pero los vuelos internacionales directos hacia la capital no estaban aún autorizados. Las aerolíneas tenían que aterrizar en otra ciudad, donde los pasajeros se sometían a una prueba de diagnóstico y esperaban aislados dos semanas.
“A partir del 3 de setiembre, los vuelos comerciales internacionales con destino Pekín van a reanudarse progresivamente”, dijo en un comunicado la Administración de la aviación civil china.
La medida se aplicará primero a ocho países que representan, a ojos de las autoridades chinas, un riesgo moderado: Tailandia, Camboya, Pakistán, Grecia, Dinamarca, Austria, Suecia y Canadá.
Antes de embarcar rumbo a Pekín, los pasajeros tendrán que presentar una prueba de diagnóstico y también deberán permanecer varios días aislados a su llegada a China.
China ha prácticamente erradicado la epidemia de su territorio. Este miércoles el país anunció ocho casos positivos, todos ellos procedentes del extranjero. El país no registra una muerte por COVID-19 desde mediados de mayo, según los datos oficiales.