Una alta transmisibilidad y su capacidad de afectar a personas más jóvenes son solo la punta del iceberg de la “amenaza” que, según expertos y autoridades sanitarias, pueden representar para los ya limitados sistemas de salud de América Latina las numerosas variantes del COVID-19 surgidas en Brasil.
La propia directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, alertó el viernes que “América del Sur sigue siendo el epicentro de la pandemia” en esa región, gracias, entre otros factores, al avance de esas variantes.
Etienne consideró que los reportes de mayores contagios en toda Latinoamérica y el Caribe, además de pacientes de grupos etarios más bajos en Canadá o Estados Unidos, despiertan “preocupaciones sobre la capacidad de los sistemas de salud para hacer frente al aumento de los casos previsto con la propagación” de las cepas brasileñas, sobre todo la P.1, y de la británica B.1.1.7.
La OPS advirtió que países fronterizos como Colombia, Perú, Venezuela, Uruguay, Las Guayanas y Guayana, además de otros como Chile, Argentina y las islas del Caribe, son los puntos donde estas mutaciones podrían estar influyendo.
Esta alarma regional se basa, de hecho, en que solo en Brasil, según cifras de organizaciones como la Fundación Oswaldo Cruz, al menos unas 92 variantes del coronavirus, de las más de 900 descritas en el mundo, se han detectado durante la pandemia.
Variantes agudizan falta de medidas
La jefa de la OPS consideró, sin embargo, que aunque este “aumento del número de infecciones observado en toda la región es alarmante, no es ninguna sorpresa”, teniendo en cuenta que América Latina ha relajado sus medidas de protección.
“Las variantes altamente transmisibles se están propagando, y las medidas de distanciamiento físico ya no se cumplen de forma tan estricta como antes. Como resultado, cada vez hay más casos de hospitales llenos, escasez de suministros médicos y desafíos para proporcionar una atención adecuada a los pacientes”, dijo.
Para Julián Villabona-Arenas, investigador del Centro de Modelización Matemática de Enfermedades Infecciosas de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) consultado por Efe, también “la respuesta tardía del Gobierno frente a la covid-19 ha convertido a Brasil en un epicentro mundial del brote”.
“Si no se actúa rápidamente ahora, existe la posibilidad de acumular mutaciones adicionales que aumenten las tasas de transmisión o la gravedad de la enfermedad, poniendo en peligro los esfuerzos de control a nivel regional y global”, alertó.
Caldo de cultivo
El director científico de la Sociedad de Infectología del Distrito Federal de Brasil, José David Urbaez, apuntó a Efe que otra artista de esta “amenaza” se desprende del hecho de que “quienes más mueren y muchas veces con mucha más rapidez son las poblaciones social y económicamente más vulnerables”.
Para Urbaez, “es un impacto que se suma a lo que ya venía ocurriendo: que la inmensa mayoría de los países latinoamericanos no consiguieron obtener, además, un desarrollo de medidas más restrictivas de la circulación de las personas que incluya soporte económico para quienes deben salir” a buscar su sustento.
Tampoco está clara para él otra de las soluciones: la vacunación. “Para tener esa protección debemos tener el total de vacunas en un tiempo muy acelerado y eso no lo tenemos. Nuestros países tienen como marca registrada una enorme desigualdad”, dijo.
Falta de datos confiables
Un último gran desafío de la región, según los científicos, es el acceso a datos confiables y en tiempo real que permitan identificar con precisión estas mutaciones regionales.
“Muchos países carecen de apoyo para generar datos genéticos a gran escala (describir las variantes locales y su frecuencia). Esto es una alerta no solo para el LSHTM sino para el mundo”, comentó Villabona-Arenas, quien insistió en el limitado acceso a las vacunas como reto adjunto.
“Si no llegamos a establecer una cooperación internacional, el mundo entero corre el riesgo de prolongar la pandemia, ya que pueden surgir nuevas variantes prácticamente en cualquier lugar donde se mantenga la transmisión y, a su vez, estas nuevas variantes pueden extenderse a lugares que están en el camino de la recuperación”, completó.
¿Qué hace tan peligrosas a estas variantes?
Según los expertos, lo primero que hay que entender es que las “instrucciones” del coronavirus se escriben con cerca de “30,000 letras” y, cuando un virus hace copias de sí mismo, a veces cambia una de ellas y genera mutaciones.
Un virus con una o más mutaciones nuevas se denomina “variante”, y en el caso del SARS-CoV-2 su número es “elevadísimo y difícil de cuantificar”, explicó Villabona-Arenas.
Según el investigador, existen algunas denominadas como variantes de preocupación (VOC), “cuyas mutaciones hacen que el coronavirus sea más transmisible o más virulento o reducen la eficacia con la que los anticuerpos lo neutralizan”.
En Brasil una de estas VOC es la P.1, que circula a una frecuencia muy elevada.
“P.1 es considerada peligrosa pues se ha documentado que puede ser entre 1.7 y 2.4 veces más transmisible, y que la infección previa con otras variantes proporciona entre 54% y 79% de protección contra la infección por P.1, por lo que existe un buen chance de reinfección”, cerró el científico colombiano.