Las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA), los ‘big data’ o las redes 5G están transformando la agricultura china y ayudando a mitigar la ingente emigración hacia las ciudades de las últimas décadas, que ha mermado los brazos disponibles en el campo.
En los últimos años, China ha dado prioridad a la aplicación de las nuevas tecnologías en el mundo rural y a la automatización de los procesos de cultivo, aunque su presencia en la agricultura todavía esté lejos de la de otros sectores de la vida cotidiana del país.
Queda todavía bastante para convertir la mayor agricultura del mundo -centrada durante milenios en el uso intensivo de fuerza de trabajo humana- en una “huerta digital automatizada” que permita a un país con el 5 por ciento de la superficie cultivable mundial alimentar a sus 1,400 millones de habitantes, el 15 por ciento de la población del planeta.
Según el plan de desarrollo agrícola 2019-2025, el Gobierno chino pretende digitalizar el campo en los próximos cinco años hasta alcanzar una cobertura 5G del 70% y conseguir que las nuevas tecnologías representen al menos el 15% del valor añadido agrícola.
Robots que detectan enfermedades y plagas y ayudan a pastorear animales, Internet de las Cosas (IoT), aplicaciones móviles para monitorear los cultivos, drones que se encargan del riego o la fumigación e imágenes por satélite para prevenir desastres naturales son algunas de las tecnologías que ya se están empleando.
El uso de los ‘big data’ o macrodatos también está cambiando la vida de los campesinos.
Cadena de producción de kiwis
En Xiuwen, un condado montañoso de la provincia de Guizhou, en el remoto sur de China, la Corporación Estatal de Inversión y Desarrollo recaba y gestiona datos de las cooperativas agrícolas y las explotaciones familiares locales, además de sobre las preferencias de los consumidores o los canales de distribución.
Zheng Jian, portavoz de la compañía, explica que gracias a los macrodatos y la IA pueden conocer en tiempo real la evolución precisa de los cultivos, cuáles son las demandas de los consumidores o qué tipo de pesticidas o fertilizantes recomendar para alcanzar los estándares de calidad.
La corporación estatal trabaja con las plantaciones locales de kiwis, uno de los principales productos del condado, que abarcan una superficie montañosa de 167,000 mus chinos (11,133 hectáreas).
También se encarga de establecer los precios de venta a los distribuidores, con macrodatos que calculan la media nacional y el precio en otros mercados.
“Nuestras provincia es muy montañosa, si cultivas kiwi en diferentes alturas tendrán diferentes tamaños y sabores. Mi sistema analiza dónde puedes plantar las frutas estándar y le decimos a los agricultores en qué lugar hacerlo”, explica Zheng.
Casi todas las plantaciones de kiwis, la mayoría agrupadas ahora en cooperativas, tienen instaladas cámaras de vídeo que permiten identificar en tiempo real las plagas, el grado de maduración del producto o cualquier otra eventualidad.
La red de ‘big data’ de Xiuwen, que está conectada con la base de datos del Ministerio de Agricultura, consta de 1,656 nodos que contienen toda la información de la cadena industrial, desde los datos de las plantaciones y las observaciones de los campesinos a los de los almacenes o las tiendas de fertilizantes.
Hasta ahora solo han completado 300 nodos, por lo que necesitan todavía gestionar la información de otros 1,300 para que el sistema funcione a la perfección.
A través del código QR incorporado a los kiwis y una aplicación de telefonía móvil, realizan también encuestas entre los consumidores para conocer sus preferencias.
Expertos a través de Wechat
Los directivos utilizan la aplicación móvil para consultar los datos, mientras que para los campesinos se ha desarrollado un “miniprograma” de la aplicación de mensajería WeChat (el WhatsApp chino) en el que pueden introducir y consultar la información, además de pedir consejo a los expertos.
Zheng conoce cuánto y qué compra en las tiendas de fertilizantes y pesticidas cada agricultor, que debe identificarse personalmente en los establecimientos, además de cuánto del mismo usan en sus plantaciones y la cantidad de producto sobrante.
La tecnología les proporciona también un punto de reciclaje seguro de los pesticidas, con lo que se evita contaminar aún más la tierra, uno de los mayores problemas del campo chino en las últimas décadas.
Zheng asegura que la tecnología aplicada a las plantaciones de kiwi ha posibilitado que 645 personas saliesen del umbral de la pobreza en el 2019 en el condado, de 360,000 habitantes.
“Las plantaciones modernas y la gestión de datos ofrecen diferentes puestos de trabajo, no solo la de agricultor o recolector, para las que muchos de los que estaban bajo el umbral de pobreza no eran adecuados”, afirma.
El “miniprograma” de WeChat, conectado a la estación meteorológica local, permite a los campesinos descubrir enfermedades y plagas de los kiwis en tiempo real, así como los cambios en la composición del suelo o las previsiones sobre velocidad del viento, lluvias o temporales.
Drones para fumigar
En otras partes de China se emplean también cada vez más drones, que aumentan la efectividad del riego y las fumigaciones en un país que utiliza el triple de pesticidas que Europa o Estados Unidos.
Los drones pueden reducir el uso de pesticidas en un 30% o 40%, según los expertos.
Dispositivos de IA e Internet de las Cosas instalados en las explotaciones recogen datos como la temperatura, la humedad o el nivel de PH de la fruta, y permiten a los campesinos monitorear los cultivos y reaccionar de inmediato en caso de emergencia.
En el pueblo de Xian Ba Hu, perdido entre los montes de Guizhou, funciona una cooperativa de producción de kiwis creada hace unos años por campesinos que antes se dedicaban a su pequeña explotación familiar.
Su coordinador, Zou Zhanping, de 55 años, cree que la cooperativa ha “mejorado mucho” el rendimiento de su trabajo ya que la tecnología ha potenciado “la orientación de los agricultores y mejorado la cantidad y la calidad de la fruta”.
La empresa emplea a un total de 36 campesinos, 16 de ellos de forma permanente, que ganan cerca de 100 yuanes (15 euros) al día o más de 2,000 (unos 245 euros) al mes, según Zou.
“Los macrodatos y la Inteligencia Artificial son muy útiles para nuestro trabajo. Ahora tenemos cámaras y dispositivos que nos hablan de nuestras plantaciones, con lo que mejora la calidad y el producto se puede ajustar a lo que quieren los clientes”, afirma.
El campesino dice que 27 familias que se encuentran bajo la línea de la pobreza poseen acciones de la cooperativa.
“Si son capaces de trabajar, lo hacen; si no, reciben dividendos cercanos a los 1,000 yuanes (122 euros) al año por cada miembro de la unidad familiar”, asegura.
Según la Administración del Ciberespacio de China, la provincia de Guizhou construyó el pasado año 49 centros y más de 8,000 estaciones de servicio rural de comercio electrónico, que China prevé que distribuya el 15% de la producción agrícola en el 2025.
El 90% de los pueblos con más de 30 hogares de la sinuosa provincia tienen acceso a las redes 4G y en algunos ya es posible la conexión 5G.