Al menos dos fondos privados recaudan capital para invertir en compañías venezolanas que han sobrevivido a la recesión económica impulsadas, en parte, por el optimismo de que la administración del presidente estadounidense Joe Biden podría aliviar las sanciones a la nación, dijeron una docena de fuentes familiarizadas con las conversaciones.
El interés de los fondos, incluidos 3B1 Guacamaya Fund y Knossos Asset Management, sigue a la abrupta liberalización de la economía que permitió el presidente Nicolás Maduro en el 2019 como respuesta a las sanciones financieras impuestas por el expresidente estadounidense Donald Trump en el 2017, que buscaban la salida del poder del mandatario venezolano.
La reforma inesperada de Maduro, que flexibilizó los controles a la economía y permitió por primera vez en décadas las transacciones en divisas, ha dado empuje a un pequeño grupo de empresas para mantenerse a flote en medio de una hiperinflación de cuatro años y la larga recesión que llevó a muchas multinacionales a abandonar el país o vender las subsidiarias.
El optimismo de los inversionistas se produce a pesar de la insistencia de la administración Biden de que no tiene prisa por revisar las sanciones al gobierno de Maduro sin acciones concretas como las elecciones libres. El renovado interés de los empresarios en el país por un posible alivio de las medidas de Washington no se ha informado previamente.
Horizonte a largo plazo
Las elecciones estadounidenses del 2020 que llevaron al presidente Joe Biden al cargo, alentaron conversaciones entre inversionistas con dueños de empresas privadas de larga trayectoria en el país, dijeron las fuentes consultadas.
Se interesan por compañías en los sectores de alimentos, salud, químicos y telecomunicaciones donde creen es posible conseguir beneficios en el mediano plazo si compran activos locales a muy bajo precio, agregaron las fuentes.
“Es cierto que hay interés por las empresas privadas venezolanas desde el año pasado”, dijo un asesor privado local que se ha sumado a recientes encuentros entre extranjeros y ejecutivos venezolanos. “La expectativa de que las sanciones se relajen y así mejore la economía, ha influido en los futuros inversores. Pero buscan precios de gallina flaca”, agregó.
Lo que estos inversionistas están dispuestos a invertir en nada se compara con los enormes flujos de capital que registró la nación rica en petróleo en décadas pasadas.
Las partes interesadas continúan siendo jugadores de nicho, con vínculos en América Latina, dado que los inversores globales aún ven enormes riesgos en Venezuela. Incluso, existe la posibilidad de que algunas adquisiciones no se concreten debido a lo poco que ofrecen, agregaron las fuentes.
“Son inversionistas que tienen un horizonte de largo plazo y una alta tolerancia al riesgo”, dijo Rodrigo Naranjo, director de la asociación local de capital privado Venecapital, en referencia a los fondos que buscan oportunidades en Venezuela.
Cualquier medida de Washington que revise las limitaciones a las importaciones de diésel de Venezuela, un cambio por el que han presionado tanto las compañías petroleras como los grupos de ayuda humanitaria, podría brindar un impulso significativo a la empresa privada venezolana.
Los funcionarios estadounidenses y otros ven las recientes decisiones del gobierno de Maduro como el arresto domiciliario a los exejecutivos del refinador Citgo, la designación de un nuevo consejo electoral y el acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, como señales de que está dispuesto a negociar.
Un alto funcionario de la Casa Blanca reconoció el lunes las acciones de Maduro, pero aclaró que tales movimientos eran insuficientes sin un progreso hacia las elecciones.
“El presidente Biden no tiene prisa por levantar las sanciones”, dijo un portavoz del Departamento de Estado cuando se le preguntó sobre los esfuerzos de los fondos de capital y las esperanzas de aliviar las sanciones.
Posible revisión de sanciones
Las sanciones vigentes impiden a empresas estadounidenses hacer negocios con el gobierno de Venezuela, pero no prohíben transacciones o acuerdos de inversión con empresas privadas.
Los asesores de Biden han reiterado que es probable que mantengan las sanciones existentes por ahora mientras buscan más consenso entre los aliados de Estados Unidos sobre cómo acercarse a Maduro. Los funcionarios también han dicho que podrían estar llevando a cabo una revisión de las sanciones, porque quieren evitar castigar al pueblo venezolano.
“Dudo que la Casa Blanca levante inmediatamente todas las sanciones”, dijo Geoff Ramsey, director para Venezuela de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA). “Lo que sí es posible es la emisión de algunas licencias que podrían dar alivio a la situación económica en algunos sectores”, agregó.
El Ministerio de Información de Venezuela no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
“Creo que invertir en Venezuela en este momento es un gran negocio”, dijo Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y aliado cercano de Maduro, en una entrevista en abril.
Las conversaciones entre fondos y empresas locales muestran un cambio debido a que la revolución socialista ahuyentó la inversión extranjera desde la ola de expropiaciones en el 2007. Contrasta también con décadas de severas regulaciones que provocaron la salida de varias multinacionales, que en algunos casos abandonaron las fábricas.
Conversaciones
3B1 Guacamaya Fund, con sede en Miami, es uno de los fondos que está detrás de la compra de 60% del fabricante de pinturas, Corimon, con sede en Caracas, por una operación de menos de US$ 30 millones, dijeron a Reuters cuatro fuentes financieras conocedoras de las negociaciones.
El fondo ha estado en conversaciones con el presidente de Corimon, Carlos Gill, para concretar sus planes, agregaron.
También contempla adquirir más acciones de Corimon en la Bolsa de Valores de Caracas usando como vehículo financiero a la compañía estadounidense Inversiones Tulipán LLC, señalaron dos de las fuentes consultadas.
El 30 de abril el ente regulador le autorizó a esta empresa la oferta para comprar 14 millones de acciones de Corimon (9.2% del capital) en manos de accionistas minoritarios a un precio de US$ 0.20.
3B1 Guacayama Fund ha recaudado US$ 212 millones desde su apertura en el 2019, según un documento de la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés).
Corimon, 3B1 Guayama Fund e Inversiones Tulipán no respondieron a solicitudes de comentarios sobre las negociaciones.
Knossos Asset Management, con sede en las Islas Caimán, es otro fondo que por años invirtió en bonos venezolanos y ahora se prepara para comenzar a recolectar capital con el objeto de comprar participaciones en empresas venezolanas, dijo Francisco Ghersi, director gerente de la firma.
Se asociaron con el local Grupo Solfin para invertir en empresas locales a través del mercado de valores local o en algunos casos, adquirir participación de compañías en transacciones privadas si surgen oportunidades.
“Venezuela es un mercado abandonado por instituciones del extranjero y es un buen momento”, señaló una fuente partícipe en las evaluaciones a compañías privadas.
El empresario chileno Isidoro Quiroga también envió al país un equipo a buscar oportunidades y evalúa empresas propiedad de acaudaladas familias venezolanas o en negocios en el sector petrolero, según fuentes familiarizadas con las conversaciones que han sostenido en Caracas. Han asegurado que disponen de unos US$ 300 millones para invertir en el país.
En los últimos 18 meses Quiroga ha invertido unos US$ 20 millones en la compra de empresas en el sector seguros y alimentación, que continuarán siendo operadas por un equipo local, según dos fuentes conocedoras de las operaciones.
Quiroga no respondió a una solicitud de comentarios.
En la compleja crisis venezolana, los fondos extranjeros tienen una ventaja. Hay empresas en venta y multinacionales que evalúan su salida del país y prefieren cerrar esos pactos con inversionistas internacionales aún si ofrecen menos que otros locales para evitar cualquier vínculo con un gobierno sancionado, apuntaron los consultados.
“Hay quienes se cuidan mucho con quién pactar y suelen preferir compradores que estén en Estados Unidos o fuera de Venezuela”, comentó un asesor legal local.