“No es suficiente, pero ayuda”, dice el jubilado Carlos Manuel Acevedo tras recibir un paquete de alimentos donados por países aliados del gobierno comunista de Cuba, el cual los distribuye a cada familia, en medio de una fuerte escasez y un mes después de las protestas que estremecieron la isla.
La falta de alimentos y medicinas agravada por la peor crisis económica en tres décadas y los efectos de 16 meses de pandemia, fueron algunos de los detonantes de las inéditas protestas del 11 y 12 de julio en 40 ciudades del país, que dejaron un muerto, decenas de heridos y cientos de detenidos.
En Arroyo Naranjo, un municipio de la periferia de La Habana, Acevedo, de 78 años, calcula que la comida del paquete donado le durará “15 días”, pero lo agradece doblemente, porque es gratuito y además no tendrá que estar en las tumultuosas colas para adquirir esos productos, en momentos en que Cuba vive el punto más crítico de la pandemia del COVID-19.
“La ayuda es buena por lo menos para mí que estoy ya anciano”, declara este jubilado. El escenario con la pandemia se ve “peligroso, las colas están malas”, señala.
Los contagios y decesos por coronavirus en Cuba, que durante más de un año mantuvieron un bajo nivel, se dispararon en julio pasado, especialmente por la llegada de la variante delta. La isla, de 11,2 millones de habitantes, registraba hasta el jueves 491,904 contagios y 3,757 fallecimientos.
Desde que comenzó la pandemia en marzo del 2019, los cubanos están obligados a hacer largas filas para abastecerse de alimentos, cuyos precios además se han incrementado por la escasez. Según Economist Intelligence Unit este año habrá en la isla una inflación de 400% a 500%.
“Sigan ayudándonos”
Contento, Acevedo muestra los alimentos que el gobierno comenzó a distribuir este mes a cada familia: tres paquetes de arroz, seis de espaguetis, uno de lentejas y dos de azúcar. “No es suficiente porque hay que agregarle otras cosas que las necesitas, pero ayuda”, y “a lo mejor viene algo más”, añade esperanzado.
En las últimas semanas, China, Bolivia, México, Nicaragua, Rusia, Venezuela y Vietnam enviaron a Cuba toneladas de alimentos, medicinas y equipos de protección, para paliar la compleja situación que enfrenta la isla.
Al colapso económico de la isla se suma el reforzamiento de las sanciones impuestas por el expresidente estadounidense Donald Trump y su sucesor, Joe Biden, que al prohibir el envío de remesas desde Estados Unidos privó a la isla de unos US$ 13,000 millones anuales, la segunda fuente de ingresos del país; así como por el duro golpe que ha sufrido con la pandemia su industria turística, la principal fuente de ingresos.
Claribel Miró, de 83 años, agradece “a los países que nos están ayudando”. Esta anciana explica que vive con otras cinco personas y que hace “una comida” al día, “porque no se pueden hacer dos”.
“Sigan ayudándonos a nosotros los cubanos”, clama Miró delante de una efigie de Santa Bárbara, deidad de la que es ferviente devota.
Para aliviar la penuria de alimentos, las autoridades cubanas también anunciaron a finales de julio ventas adicionales de productos a través de la libreta de racionamiento, con la que los cubanos se abastecen al mes de comestibles como arroz, azúcar, huevo, pollo, aceite y otros.
Los cubanos aseguran que con la libreta no alcanza para llegar a fin de mes, pero que sin ella nadie podría vivir por la carestía de los productos que se venden de forma liberada en Cuba, que importa el 80% de los alimentos que consume.
Concesiones
El presidente Miguel Díaz-Canel explicó que el gobierno podrá garantizar el abastecimiento de estos alimentos gracias a la recaudación de divisas extranjeras en las tiendas en las que sólo se venden productos en dólares.
La existencia de estas tiendas, abiertas en julio del 2020 ante la urgencia de captar divisas y mucho mejor abastecidas que el resto de los mercados, marcó diferencias en una población acostumbrada al igualitarismo, y también sirvió de combustible a las protestas de julio pasado.
Para apaciguar los ánimos, el gobierno comunista autorizó tres días después del estallido que viajeros ingresen al país alimentos y medicamentos, sin límites de valor y libre de pago de aranceles, hasta fin de año.
A ese anuncio, que era uno de los principales reclamos de la población antes de las protestas, siguieron otras medidas como exonerar a productores privados del pago de impuestos de importación de insumos y materias primas, y la legalización de las pequeñas y medianas empresas.