Cuba prueba una nueva central eléctrica flotante -de procedencia turca- que se espera que, tras sincronizarse con el sistema energético nacional, aporte 110 megavatios (MW) para paliar el déficit que desde hace meses provoca apagones diarios en la isla.
Se trata de la séptima instalación de su tipo contratada por Cuba a la empresa Karandeniz Holding. Con esta incorporación, entre todas sumarán una potencia de 400 MW, según refieren este martes medios estatales.
Tras su llegada al puerto de La Habana el pasado 15 de noviembre, la central flotante ejecuta la fase de pruebas y puesta en marcha de sus seis motores, de los que hay tres que ya han entregado cargas al sistema eléctrico cubano, informó la web oficial Cubadebate.
El buque MV Karadeniz Powership Irem Sultan alberga la central flotante, un powership con bandera de Liberia.
Los primeros de estos sistemas operan en Cuba desde 2019 como resultado de un acuerdo con la turca Karadeniz Holding.
Las autoridades cubanas han señalado que con los servicios de estas centrales se pretende aumentar la capacidad de generación para cubrir la demanda de electricidad, que se ha visto limitada desde hace varios meses.
Los apagones -por roturas y fallos en las anticuadas plantas termoeléctricas, la falta de combustible y los mantenimientos programados- son habituales desde hace varios meses en la isla.
La salida de servicio en las últimas horas de la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras de la provincia de Matanzas -la principal en el oeste de la isla- luego de permanecer en mantenimiento casi dos semanas ha vuelto a tensar el sistema energético.
Siete de las ocho centrales terrestres que operan en la isla acumulan más de 40 años, cuando técnicamente se estima que la edad media de estas infraestructuras es de 30.
El Gobierno cubano anunció en septiembre que pretende reducir los apagones antes de finales de este año con reparaciones y nuevas inversiones.
Los apagones fueron uno de los principales motivos tras las protestas contra el Gobierno del 11 de julio del año pasado, las mayores en décadas, así como las registradas después del huracán Ian, cuando buena parte de la isla se quedó sin corriente durante una semana.