La inmunidad frente al COVID-19 es “probablemente más alta” de lo que se cree, pues muchas personas que han pasado asintomáticas o de forma leve la enfermedad la tienen, aunque no hayan dado positivo en las pruebas de anticuerpos, según un estudio del Instituto y la Universidad Karlolinska (Suecia).
El estudio ha sido publicado en el repositorio de artículos bioRxiv, lo que significa que aún no ha sido sometido a una revisión de sus resultados por parte de otros investigadores, previa a su publicación en una revista científica.
La investigación muestra que “muchas personas” con COVID-19 leve o asintomático demuestran la llamada “inmunidad mediada” por células T (linfocitos que son los encargados de reconocer la célula infectada y destruirla), incluso aunque no hayan dado positivo en las pruebas de anticuerpos.
Para el equipo, esto significa que la inmunidad pública “es probablemente mayor de lo que sugieren las pruebas de anticuerpos”, señala un comunicado del Instituto Karolinska.
Los científicos han mapeado la respuesta de las células T durante y después de una infección por SARS-Cov-2 y los resultados indican que “aproximadamente el doble de personas ha desarrollado inmunidad de células T, en comparación con aquellos en los que podemos detectar anticuerpos”, explica uno de los autores, Marcus Buggert.
Los investigadores hicieron análisis inmunológicos de muestras de más de 200 personas, entre ellas asintomáticas o con enfermedad leve, así como sus familiares, además de donantes de sangre sanos que sirvieron como grupo de control.
Una observación “interesante”, según Soo Aleman, otra de las autoras, es que no solo las personas diagnosticadas de COVID-19 mostraron inmunidad de células T, sino también muchos de sus familiares asintomáticos expuestos.
Además, “aproximadamente el 30%” de los donantes que habían dado sangre en mayo pasado tenía células T específicas de COVID-19, una cifra que -destaca- es “mucho más alta de lo que han mostrado las pruebas de anticuerpos anteriores”.
Los pacientes con COVID-19 grave con frecuencia desarrollaron una fuerte respuesta con células T y de anticuerpos, indica el estudio.
En el caso de los leves o asintomáticos “no siempre fue posible detectar un respuesta de anticuerpos, pero, a pesar de ello, muchos mostraron una marcada respuesta de células T”.
Buggert explica que hay que realizar más estudios, tanto de células T, como de anticuerpos, para saber cuánto dura la inmunidad y cómo se relacionan estos diferentes componentes de la inmunidad ante la enfermedad.
Los análisis de células T son más complicados de realizar que las pruebas de anticuerpos y solo se realizan en laboratorios especializados, recuerda el comunicado.