Tomar decisiones en nuestra vida diaria puede ser un desafío, especialmente cuando nos enfrentamos a múltiples opciones. Desde elegir un restaurante hasta seleccionar qué datos incluir en una presentación, el proceso de toma de decisiones suele complicarse cuanto más alternativas tenemos. Pero, según la neurociencia, existe un simple truco que puede ayudarte a tomar mejores decisiones de manera más eficiente. Este enfoque, respaldado por el neurocientífico Paul Glimcher, podría mejorar significativamente nuestra capacidad para decidir con confianza, y lo mejor de todo es que ya lo conoces: la eliminación por descarte.
Investigaciones muestran que cuando nos enfrentamos a más de cuatro opciones, nuestra capacidad para elegir se ve afectada. Nos perdemos en la comparación de cada alternativa, incluso si ya conocemos la mejor opción. Esto es conocido como sobrecarga de opciones, y su efecto es evidente en situaciones cotidianas. Por ejemplo, si alguien te presenta seis barras de chocolate, tu cerebro puede encontrar difícil concentrarse en tu favorita, porque la mera existencia de otras opciones debilita la señal que envía la opción ideal. Este fenómeno, denominado “ruido cognitivo”, confunde nuestra percepción de lo que realmente preferimos.
Paul Glimcher, profesor de neurociencia en la Universidad de Nueva York, propone un método sencillo para cortar ese “ruido” y tomar mejores decisiones: en lugar de centrarnos en elegir lo mejor de inmediato, empecemos eliminando lo peor.
Imagina que estás frente a esas seis barras de chocolate. Según Glimcher, si primero eliminas la barra que menos te gusta, y luego repites el proceso con la siguiente menos atractiva, notarás que te sientes cada vez más seguro sobre cuál es la mejor opción. Este proceso de eliminación progresiva reduce la confusión y nos ayuda a mejorar nuestra precisión al tomar decisiones, ya que se basa en una tarea binaria, algo que el cerebro realiza de manera más eficiente.
Este truco cerebral no es una novedad; probablemente aprendiste el proceso de eliminación en la escuela. Sin embargo, aplicarlo conscientemente a tus decisiones diarias puede marcar una gran diferencia. ¿Tienes problemas para elegir un restaurante de una lista de opciones que te envió un amigo? Comienza por eliminar el que menos te guste y sigue descartando hasta que te quede una elección clara. Este enfoque no solo es útil para simplificar decisiones personales, sino que también puede aplicarse en situaciones laborales.
Por ejemplo, si estás preparando una presentación en el trabajo y no sabes qué datos destacar, elimina primero aquellos que son menos relevantes. Al hacerlo, te concentrarás en los datos más significativos y mejorarás la calidad de tu presentación. La eliminación por descarte te permite enfocarte en lo importante, evitando errores y asegurando una mayor precisión en tus decisiones.
Como menciona Glimcher, estamos programados para realizar tareas de elección binaria con mayor eficacia. Sin embargo, en la era moderna, donde las grandes empresas nos bombardean con innumerables opciones, nuestra capacidad de toma de decisiones se ve afectada. Nos enfrentamos a decisiones sobre qué productos comprar, qué servicios utilizar o incluso qué carrera seguir, lo que tiene un impacto directo en nuestro rendimiento y bienestar.
Menos opciones pueden llevar a decisiones más precisas, ya que el cerebro procesa mejor cantidades reducidas de información. Sin embargo, Glimcher también advierte que este proceso aumenta la fatiga de decisiones, ya que aunque la toma de decisiones se vuelve más sencilla, debemos realizar más decisiones a lo largo del proceso.
Para evitar que la fatiga de decisiones afecte nuestra productividad, los expertos recomiendan realizar las elecciones más importantes a primeras horas del día, cuando tenemos mayor energía mental. Además, es útil desarrollar rutinas para algunas decisiones, como qué comer para el desayuno o qué ropa usar, de manera que ciertas elecciones se conviertan en hábitos y no demanden un análisis continuo.
Una vez que comprendes cómo la sobrecarga de opciones puede nublar el pensamiento de las personas, también puedes utilizar este truco para mejorar tu capacidad de persuasión. Según Niro Sivanathan, profesor de comportamiento organizacional en la London Business School, cuanto más simples y claras sean tus opciones al presentar un argumento, más persuasivo serás.
A menudo creemos que, para convencer a alguien, debemos proporcionar una gran cantidad de datos y argumentos. Sin embargo, esto puede resultar contraproducente. Sivanathan explica que las presentaciones fallan más en la forma en que se entregan que en el contenido en sí. Para ser más eficaz, reduce tus puntos clave a uno o dos argumentos sólidos, en lugar de inundar a la otra persona con cinco o seis razones.
La gente tiende a recordar la persuasión promedio de un argumento, no el punto más brillante que se haya hecho. Por lo tanto, la simplicidad es clave. “Menos es más”, afirma Sivanathan. Si tienes un solo argumento fuerte, preséntalo con confianza, en lugar de diluir tu mensaje con una lista larga de razones.
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