La particularidad de su estructura hizo que la Torre de Pisa, cada vez más inclinada desde 1990, sea declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y se convierta en un ícono arquitectónico en el mundo.
La torre de estilo románico, está situada en la Plaza de los Milagros, un lugar donde también se encuentran 4 edificios religiosos clave: el Baptisterio, destinado a los bautizos, el Cementerio, la Catedral y el campanario, que es la torre de Pisa.
Esta emblemática infraestructura ubicada en la Toscana italiana, en la provincia de Pisa, Italia, se ha convertido en un destino turístico imperdible para visitantes de todo el mundo, que por su historia de varios siglos, se ha convertido en un punto de interés fotográfico de gran relevancia.
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Las teorías sobre la Torre de Pisa y su inclinación datan del año 1173, pocos años después de finalizada su construcción.
La torre de 57 metros de alto empezó a hundirse debido a que el diseño no consideró el terreno donde se asentaba su construcción.
El suelo débil e inestable, constituido por lodo, arena y arcilla, sumado a la base poco profunda para la construcción de la torre, resultaron en una inclinación gradual de la torre.
A medida que avanzó la construcción de los siguientes pisos, la cual no se completó hasta 1319, la Torre de Pisa empezó a inclinarse hacia el norte.
Esta torre, de unas 14,500 toneladas métricas, se inclina en promedio 0.5 milímetros al año, según el geotécnico Nunziante Sequeglia, profesor de geotecnia en la Universidad de Pisa.
Según los expertos, la torre sería segura durante los próximos 300 años al menos.
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El último estudio financiado por Opera Primaziale Pisana (OPA), una organización sin fines de lucro, empezó sus trabajos de construcción para preservar el sitio histórico, que desde 1990 se cerró al público por inseguro.
En el 2008, tras remover 70 toneladas métricas de la torre, finalmente la estructura dejó de inclinarse.
Los trabajos de estabilización de la estructura de la Torre de Pisa duraron por 11 años, entre las disputas de distintas comisiones del gobierno italiano que se debatían si era o no necesario corregir su inclinación.
Finalmente, las obras correctivas y preventivas permitieron que en la actualidad la Torre de Pisa se encuentre abierta para los visitantes de todas partes del mundo.
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