¿Cuántas veces hemos dejado alguna tarea importante para el último minuto? Probablemente la respuesta sea más de una vez. Muchas veces las personas prefieren realizar otro tipo de actividades como arreglar el escritorio antes que hacer una labor que sí o sí tenemos que cumplir, ya sea presentar la declaración de la renta, cumplir con una fecha límite en el trabajo o poner en orden documentación valiosa.
La duda es por qué tomamos decisiones que nos perjudican, aún sabiendo cómo serán las consecuencias. Este es el enigma de la procastinación, un retraso deliberado que no solo supone un detrimento para nuestra productividad, sino que también se ha asociado a problemas de salud mental.
La procastinación entendida como la postergación deliberada pero perjudicial de tareas tiene muchas formas. La neurocientífica computacional Sahiti Chebolu del Instituto Max Planck de Cibernética Biológica intenta desvelar el misterio detrás de esta praxis a través de un marco matemático para comprender sus diferentes patrones y razones.
“La procastinación es un término genérico que abarca diferentes comportamientos”, sostuvo Chebolu. “Si queremos entenderla, tenemos que diferenciar entre sus tipos”, explicó la también autora del estudio “Las decisiones temporales óptimas y subóptimas pueden explicar la procrastinación en una tarea del mundo real”
Equivocarse a la hora de decidir qué hacer
En la investigación se observó que un patrón común al procastinar es que nos equivocamos en nuestras propias decisiones. Puede ser que en en nuestra agenda tengamos reservada una tarde para revisar correos, pero cuando llega el momento, preferimos ver alguna película o revisar el celular.
Cuando no nos comprometemos a hacer algo en un momento específico, ocurre otra cosa: podemos estar esperando las condiciones adecuadas.
Chebolu sostiene que los patrones de procastinación son innumerables: desde empezar tarde hasta abandonar una tarea a mitad de camino. Hizo una clasificación e identificó posibles explicaciones para cada uno: calcular mal el tiempo necesario o proteger el ego de un posible fracaso son solo dos de ellos.
Cerebro miope
Chebolu considera que una comprensión matemáticamente precisa del mecanismo de la procastinación es un primer paso para abordar la problemática.
Para la neurocientífica, la procastinación es una serie de decisiones temporales. ¿Qué sucede cuando programamos hacer la declaración de impuestos pero terminamos cayendo en la tentación del streaming? Una forma de entenderlo es que nuestro cerebro suma las recompensas y penalizaciones que esperamos obtener con nuestras decisiones. En el corto plazo ver una película resulta más agradable que pasar el tiempo calculando los impuestos. No cumplir con los impuestos en el tiempo designado tendrá consecuencias negativas, pero estas serán en el futuro lejano, y para el cerebro tiene menos peso.
Para estudiar la procastinación en la vida real, Chebolu investigó grandes conjuntos de datos proporcionados por la Universidad de Nueva York. La información mostraba un registro de estudiantes a los que se les exigía participar en una cantidad determinada de horas de experimentos a lo largo de un semestre. Algunos completaron de inmediato la asignación; otros la distribuyeron uniformemente a lo largo de varias semanas; y otro grupo lo dejó hasta el último momento.
¿Fue culpa de un cerebro miope? Podría ser tentador echarle la culpa de nuestra procastinación al cerebro; sin embargo, Chebolu encontró múltiples explicaciones en cada alumno. “La incertidumbre es otro factor importante en la procastinación”, indica. Esta incertidumbre podría ser tanto por la incapacidad de predecir cuánto tiempo se necesita para hacer una labor o por falta de confianza en nuestras habilidades para alcanzar nuestras metas.
Cómo evitar procastinar
Para Chebolu entender la procrastinación como una serie de decisiones temporales y detectar dónde y por qué solemos tomar un camino equivocado puede servir de base para las intervenciones. Por ejemplo, si sabes que tu cerebro está predispuesto a la gratificación instantánea, puedes darte recompensas a corto plazo. Si eres de los que subestima el tiempo necesario para hacer tareas pesadas, una opción es fijar metas con plazos determinados. Si descubres que eres de los que abandona sus pendientes rápidamente, debes buscar entornos con pocas distracciones.