El gobierno de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que ha cumplido con su promesa de cambiar el nombre del golfo de México por el de “golfo de América”, lo que ha generado críticas por parte del gobierno mexicano y de especialistas. De otro lado, el nuevo nombre viene siendo usado por algunas instituciones y políticos republicanos, a lo que muchos se preguntan si el uso es obligatorio en el resto del mundo.
En una orden ejecutiva poco después de su investidura el lunes, Trump explicó que ese cuerpo de agua es “parte indeleble” de Estados Unidos, clave para la producción de petróleo y la pesca así como “un destino favorito del turismo estadounidense y actividades de recreación”. La medida incluye cambiar el nombre oficial del golfo en los mapas federales del país en un plazo máximo de 30 días. El mandatario aseveró que busca resaltar la influencia y el legado de Estados Unidos en la región.
De momento, el cambio de nombre del Golfo de México al Golfo de América, como pretende el presidente Donald Trump, es obligatorio para uso federal. El gobierno debe, por ley, exponer su caso ante la junta de nombres geográficos, formada por representantes de diversos organismos gubernamentales.
Si la junta no actúa en un plazo “razonable”, el secretario de Interior tiene autoridad para cambiar un nombre. En ese sentido, el Secretario de Interior de los Estados Unidos, Doug Burgum, ha demostrado su apoyo a la iniciativa.
“El golfo de América, antes conocido como golfo de México, es uno de los activos más vitales de la historia y la economía de la nación”, dijo el Departamento del Interior en un comunicado el viernes 24 de enero.
La Junta de Nombres Geográficos de Estados Unidos, bajo la supervisión del Departamento del Interior, está trabajando rápidamente para actualizar la nomenclatura federal oficial en el Sistema de Información de Nombres Geográficos para reflejar estos cambios, con vigencia inmediata para uso federal.
El término “Golfo de América” empezó a ser utilizado por la Guardia Costera en un comunicado sobre la aplicación de las nuevas medidas de Trump contra los migrantes, y también por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, al hablar de una tormenta invernal.
La propuesta de Trump, sin embargo, no tendría que ser acatada por otros países o por organizaciones internacionales porque el Golfo es una masa de agua internacional con costas en Estados Unidos, México y Cuba.
“Un presidente tiene autoridad para cambiar los nombres de lugares dentro del territorio de Estados Unidos, como lo hizo Trump, pero el Golfo de México es un cuerpo de aguas que limita con varios países e incluye zonas en altamar” explicó el ecologista del océano profundo Andrew ThalerThaler, fundador de la consultora medioambiental Blackbeard Biologic Science and Environmental Advisors.
Estimó que probablemente será ignorada por los profesionales del ámbito marítimo. “Realmente no existe ningún precedente de que un presidente de Estados Unidos renombre sitios oceanográficos y geológicos internacionales. Cualquier intento de renombrar la totalidad del Golfo de México sería simbólico”, indicó, de acuerdo con un cable de la agencia AFP.
La propuesta de Donald Trump ha puesto en un aprieto a diversas empresas, por ejemplo las de tecnología, así como las aplicaciones de navegación, que están pensando si debería realizar el cambio de inmediato, entre ellas Google Maps.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, expresó su rechazó al cambio de nombre del Golfo de México por Golfo de América y, en contragolpe, sugirió hace varias semanas en respuesta llamar a Estados Unidos “América mexicana”, mostrando un mapamundi anterior a 1848 en el que la región América del Norte aparece con ese nombre. “Para nosotros aún es el Golfo de México y para el mundo entero”, insistió Sheinbaum el martes.
El Golfo de México es el segundo cuerpo de agua más grande del mundo, después del golfo de Bengala.
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