Nos acercamos a la temporada de huracanes del 2024, por lo que las personas de las zonas propensas a presenciar estos fenómenos naturales ya se van preparando a una posible tormenta gigante. En este marco, algunos confunden los huracanes y otros desastres naturales como los tornados, que, aunque comparten características, como vientos fuertes y movimientos giratorios sobre la superficie del planeta, son fenómenos meteorológicos distintos que, a continuación, te explicamos.
Los tornados y huracanes pueden llegar a ser similares en su estructura general, según la NASA, pero hay una gran diferencia: la “más obvia es que tienen escalas drásticamente diferentes”. Asimismo, la agencia señala que ambos “se forman en diferentes circunstancias y tienen diferentes impactos en el medio ambiente”, pero los tornados específicamente son “circulaciones a pequeña escala” cuyo radio podría alcanzar entre 1,5 y hasta 2 kilómetros.
Un tornado se produce cuando masas de aire frío y caliente se juntan en la atmósfera. El aire frío se mueve hacia el suelo, mientras que el aire cálido se eleva hacia el cielo. Esta mezcla de aire caliente y frío a menudo crea una columna ascendente de aire que se conoce como una “madriguera de torbellino”. Esta se eleva más y más y eventualmente se transforma en un tornado.
Los tornados se producen debido a la interacción entre el aire caliente y el aire frío, que crea una fuerte corriente de aire, que se conoce como una línea de tormenta y, a su vez, esta crea una serie de vientos ascendentes y descendentes, y cuando los vientos se juntan, comienza a formarse un tornado. Este fenómeno puede alcanzar velocidades de hasta 300 millas por hora, haciéndolos una de las fuerzas meteorológicas más potentes.
Un huracán se produce cuando una gran cantidad de aire caliente y húmedo se acumula sobre el océano. El aire caliente se eleva y el aire húmedo comienza a formar nubes que se juntan y se elevan más y más, lo que lleva a una baja presión en el aire. Esto a su vez produce una enorme tormenta con fuertes vientos, lluvia y nieve. Dicha tormenta se conoce como un huracán.
Los huracanes se forman en el océano, y pueden ser mucho más grandes que los tornados. Estos se producen cuando el aire cálido del océano se levanta, lo que causa una presión atmosférica más baja, creando vientos ascendentes y descendentes, que se juntan para formar una gran tormenta, que crece en tamaño y fuerza, y puede alcanzar velocidades de hasta 150 millas por hora.
Las principales diferencias entre un tornado y un huracán son el origen de la tormenta y el lugar donde ocurren.
En la práctica, además del tamaño, un huracán es un gigantesco sistema de tormentas arremolinadas de cientos a miles de kilómetros de ancho. Se forma en aguas oceánicas cálidas cerca del Ecuador. Los tornados, en cambio, son mucho más pequeños, normalmente de solo unos cientos de metros de diámetro. Se desarrollan dentro de tormentas eléctricas, a menudo provocadas por choques entre masas de aire cálido y frío.
También los tornados son fugaces pero intensos. Sus vientos de alta velocidad (hasta 300 mph) pueden causar devastación localizada, durar solo minutos y recorrer distancias cortas. Asimismo, tienen un impacto mínimo en el sistema meteorológico general en el que se originan.
Los huracanes, en cambio, son tormentas de larga vida, que duran días o incluso semanas. Desatan fuertes vientos (de hasta 200 mph) junto con lluvias torrenciales y mareas de tempestad, afectando a vastas zonas. Los huracanes desempeñan un papel importante en la circulación atmosférica mundial al transportar calor desde la superficie del océano hacia arriba.
Como se sabe, Herb Saffir, ingeniero estructural, y Bob Simpson, meteorólogo, crearon la mundialmente reconocida Escala Saffir-Simpson, con la que se mide la fuerza de un huracán. Esta consta de cinco categorías para dimensionar el potencial destructivo y velocidad de vientos en estos fenómenos:
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