FOTOGALERÍA. Cuando estaba en Nueva York, Amanda Clayman había acumulado tantas deudas en las tarjetas de crédito que ya no sabía qué hacer, según BBC.
“La vergüenza me hizo sentir que mis logros profesionales y personales eran una mentira”, cuenta la profesional estadounidense dedicada a hacer terapia financiera, en diálogo con BBC Mundo.
Un día Clayman le pidió a su madre que le cortara el pelo y el resultado fue... catastrófico. Tan mal quedó, que su madre le dijo que se fuera inmediatamente a su peluquera habitual.
“No puedo”, le contestó Clayman. “No puedo regresar ahí porque le entregué un cheque sin fondos”. Fue entonces cuando tuvo que contar toda la verdad. Y la verdad es que había acumulado deudas por más de US$19.000.
Lo peor es que no tenía ningún plan para enfrentar una situación que estaba fuera de control.
Con la ayuda de su madre ordenó las cuentas, hizo un presupuesto mensual y creó un plan financiero, algo que nunca antes había hecho.
“Me había resistido a hacer un presupuesto porque tenía miedo que me privara de libertad”, dice Clayman.
Clayman se había resistido a hacer un presupuesto, hasta que se dio cuenta de que tenía que ordenar sus finanzas.
Pronto se dio cuenta que el plan de gastos resultó ser “liberador” y poco a poco bajó sus gastos, generó ingresos adicionales y terminó pagando las deudas.
“El corte de pelo de US$19.000 me puso en un camino donde me convertí en una persona financieramente sensata, empoderada, y encontré la pasión de mi vida”.
Una pasión que la llevó a formarse como terapeuta financiera, tras años de haber trabajado como asistente social.
¿Qué hay detrás de la ansiedad financiera?
Hoy Clayman atiende clientes con problemas de estrés financiero, hace consultorías a empresas, dicta cursos y conferencias, y escribe sobre estos temas.
Con esa experiencia, intenta aplicar sus conocimientos para abordar temas como la ansiedad financiera, uno de los grandes signos de nuestros tiempos.
La ansiedad se produce cuando nuestro cuerpo y nuestro cerebro nos dan una señal de alerta para que prestemos atención a algo que no anda bien.
La ansiedad, explica Clayman, se produce cuando nuestro cuerpo y nuestro cerebro nos dan una señal de alerta para que prestemos atención a algo que no anda bien.
Es una señal de alerta para que reaccionemos frente a un potencial peligro. Sin embargo, lo que suele ocurrir, es que cuando la gente se siente ansiosa, prefiere no prestar atención.
Es por eso que cuando nos sentimos ansiosos sobre el dinero, dice la especialista, habitualmente tendemos a no pensar en ello y peor aún, a tomar decisiones impulsivas.
Esas decisiones, agrega, agravan las cosas y terminan provocando una mayor ansiedad, que nos deja atrapados en un círculo vicioso.
Por eso lo primero que hay que hacer, señala Clayman, es prestarle atención a la ansiedad y analizar qué nos está pasando.
Estos son los cinco pasos que recomienda para manejar la ansiedad financiera:
El primer paso es ser curioso sobre tu dinero. Se trata de desarrollar un genuino interés por saber qué está pasando en tu vida financiera, en vez de focalizarte en resolver cómo pagar un par de deudas.
Para eso, un enfoque adecuado es comenzar por preguntarnos qué nos está diciendo el dinero sobre cómo usamos nuestro tiempo y qué cosas son realmente importantes para nosotros.
Al menos una vez al mes deja un espacio para hacer tres cosas:
Por ejemplo, si la renta va a subir, tendrás que cambiar ciertas cosas en tu presupuesto para hacer los ajustes necesarios antes de que llegue el momento. Se trata de adelantarse en vez de esperar que las cosas ocurran.
Es importante reconocer el progreso que has hecho para alcanzar tus objetivos, en vez de buscar la perfección.
Incluso si estás dando pequeños pasos, es un cambio de conducta valioso que te demuestra que eres capaz de hacerlo.
Poner fin a la ansiedad financiera es un proceso que no se consigue de un día para otro.
Los adultos estamos acostumbrados a tener que hacer las cosas de la “manera correcta”, porque de lo contrario pensamos que hemos fallado.
Muchas veces no existe una sola manera correcta y si miramos alrededor, es posible que se abran varios caminos.El punto es que tenemos que darnos espacio para ser más creativos.
Aunque puede parecer absurdo que la falta de dinero sea una “buena noticia”, en realidad se trata de cambiar la mentalidad respecto a cómo enfrentamos las cosas.
Este paso se refiere a la importancia de cambiar nuestra actitud sobre cómo respondemos a los desafíos en nuestras vidas y cómo desarrollar resiliencia frente a ellos.
Es importante reconocer el progreso que has hecho para alcanzar tus objetivos, en vez de buscar la perfección, dice Clayman.
En vez de pensar “no puedo lidiar con este problema financiero”, la forma de enfrentarlo es “puedo ser fuerte, puedo resistir y puedo ser creativo para enfrentar los desafíos”.
En el proceso, es probable que descubramos muchas cosas interesantes sobre nosotros mismos y sobre cómo los asuntos personales afectan la manera en que manejamos nuestro dinero.
Pero… “no es una fórmula mágica”
“La terapia financiera y las actitudes que queremos desarrollar en relación al dinero no funcionan como una fórmula mágica”, advierte Clayman.
Es un proceso que parte con aceptar que tenemos un desafío y sigue con un viaje de exploración personal para indagar qué nos quiere decir esa señal y diseñar un plan para modificar ciertos hábitos.
La terapeuta recomienda revisar el flujo de dinero que ingresa y sale de tu cuenta, anticiparse lo que viene en términos financieros, y hacer un plan.
Si estamos demasiado ansiosos, es difícil tomar decisiones complejas, porque nos cuesta más ponderar los factores positivos y los factores negativos que están en juego.
Por eso es tan importante, explica la terapeuta, prestarle atención a la ansiedad y aprender a tomar distancia para observar la situación. “Hay que disminuir la velocidad”.
En el proceso hay muchas preguntas que vale la pena hacernos: cuál es el sentido de tu trabajo, cuáles son tus prioridades, qué cosas afectan tus objetivos, qué relaciones influyen en tu bienestar financiero, qué cosas puedes cambiar y qué cosas no puedes cambiar.
¿Y si pierdes el trabajo?
En ese caso, sostiene la terapeuta financiera, hay que dar un paso atrás y analizar con calma el escenario.
Es conveniente hablar con aquellas personas con las que tenemos compromisos financieros, como por ejemplo, llamar al dueño de la propiedad que estamos viviendo y pedirle un poco de flexibilidad.
Si estamos demasiado ansiosos, es difícil tomar decisiones complejas, explica Clayman.
Si tenías ciertos ahorros antes de perder el empleo, hay que planificar de qué manera puedes hacerlos durar lo más posible, agrega.
También ayuda pensar que puedes conseguir dinero de maneras alternativas, aunque no sea suficiente para cubrir todos los gastos.
Al menos te sirve para cubrir una parte de lo que debes en la tarjeta de crédito y evitar que se disparen los intereses.
Y no hay que olvidarse de disminuir los gastos. La idea es tratar de determinar qué cosas están bajo nuestro control y cuáles están fuera de nuestro control para hacer un plan que nos permita avanzar en el logro de nuestros objetivos.