FOTOGALERÍA. Cuando las cosas no salen cómo se quiere, es fácil buscar a alguien o algo a quien culpar. A veces es posible tener razón; los malos jefes y la incertidumbre económica son factores que están fuera del control y sus consecuencias pueden arruinar su carrera. Pero a veces, al culpable de un estancamiento profesional se lo puede encontrar mirándose al espejo, según el portal Yahoo.
“La gente tiende a pegarse un tiro en el pie y no saben que lo están haciendo”, dice Eli Joseph, autor de El rechazo perfecto: una guía para construir una carrera a través del fracaso. “Es más común de lo que se piensa. Si uno siente que su carrera no está progresando como le gustaría, debe detenerse a echar un vistazo a lo que está haciendo para asegurarse de que no se tiene la culpa”.
A continuación cuatro errores profesionales que pueden ser autoinfligidos:
Muchos de nosotros hemos aceptado la idea de que tener una mentalidad de crecimiento es lo que se necesita para ascender, pero eso es un recipiente vacío, dice Marcus Buckingham, autor del libro Amor y trabajo: cómo encontrar lo que se ama y amar lo que se hace.
“Piensan que si mostraran suficiente valor o determinación, podrían adquirir cualquier tipo de habilidad que quisieran”, dice. “Piensan que el problema con su trabajo actual es que hay algo mal con el gerente o algo mal con la empresa. Entonces, saltan de un trabajo a otro, nunca se toman el tiempo para entender quiénes son”.
Para avanzar en su carrera, hay que comprender lo que le gusta hacer a uno y lo que no. “Muchas cosas se pueden cambiar en pequeñas formas, pero muchos de ellos son una parte perdurable de lo que uno es”, dice Buckingham.
Tener una red sólida de contactos es crucial en el progreso de la carrera. A medida que se asciende y se acumula más experiencia, es importante darse cuenta de que las personas del pasado son aliados, dice Joseph.
“No hay que quemar los puentes con la red de contactos que se fue haciendo. Siempre es importante tener aliados cuando se están explorando nuevas oportunidades”, agrega el especialista.
Una forma común de quemar puentes es bajar el nivel de dedicación después de anunciar que una persona va a cambiar de trabajo. “La tentación es tener un comportamiento indiferente, del tipo ‘Me voy a ir de todos modos’. O pensar: ‘Ya no necesito a estas personas’. Esto implica sabotearse a uno mismo porque nunca se sabe lo que sucederá en el futuro”.
Tanto un líder como un empleado raso forman parte de un equipo. Si una persona no puede tomar los comentarios críticos de manera positiva y se pone a la defensiva cuando se le ofrece orientación, no solo está frenando su propio desarrollo, sino que también es probable que lo vean como alguien con el que no se quiere trabajar, asegura el consultor Shadé Zahrai.
“La actitud defensiva y la ignorancia impulsada por el egocentrismo suprime la capacidad de escuchar a los demás”, dice. “En cambio, estos empleados están motivados por el interés propio. Si bien algunos con este enfoque ascienden rápidamente dentro de las organizaciones debido a su autoconfianza y convicción, a menudo pronto se estancan y este comportamiento perjudica sus perspectivas futuras”.
La rigidez en torno al cambio, que a menudo ocurre en tiempos de incertidumbre, es otro asesino de carrera, dice Zahrai. Los empleados que dominan sus funciones a menudo no responden bien a la necesidad de adaptarse a nuevas formas de hacer las cosas. “Esta resistencia a aprender, adaptarse y adoptar nuevas habilidades que les ayudarían a desempeñarse mejor y más rápido se convierte en la arena movediza que los mantiene estancados y les da la reputación de ser un dinosaurio resistente al cambio”, dice Zahrai. “Navegar por la ambigüedad se está convirtiendo cada vez más en una competencia comercial central: si los empleados no están dispuestos o no pueden demostrar que pueden aceptar el cambio y la ambigüedad, corren el riesgo de su propia extinción”.