Los 40 parecen, para muchas personas, un punto de no retorno. Un hito en la vida que implica que la dificultad para encontrar un nuevo trabajo aumenta exponencialmente. Es curioso, porque siendo realistas se trata del punto medio de la vida laboral.
Sea como sea, parece que las dificultades de acceso al mundo laboral son mayores con 40 años que con 20 o 25. Muchas empresas apuestan por perfiles junior, recién licenciados en su mayoría, para cubrir la mayor parte de sus puestos vacantes. Sin embargo, existen oportunidades para quien, como tú, busca empleo a partir de los 40, según Universia.
Seguramente nadie te ha contado esto antes de esta manera, pero nunca debes dejar de buscar empleo, de mantener tu currículum actualizado y de estar al tanto de las oportunidades laborales que surjan en tu sector o con respecto a tu ocupación.
Buscar empleo es algo que se debería hacer de manera constante, por costumbre. No debería ser algo que dejemos para cuando vemos peligrar nuestro puesto de trabajo. De hecho, tener en el radar estas oportunidades será más fácil cuando tienes un puesto estable que cuando sientes la presión del desempleo inmediato.
Con todo, atiende a las señales a tu alrededor en el puesto que desempeñas. ¿Se aproxima el fin de un proyecto? ¿La empresa se va a fusionar con otra entidad y existe riesgo de reestructuración de plantilla? Ponte las pilas y haz bien los deberes.
Cuanto más inflexible seas, menos oportunidades podrás aprovechar. Esto no significa que aceptes cualquier empleo, ni que te conformes con cualquier cosa. Tan sólo es muy aconsejable que te muestres abierto a las nuevas circunstancias y exigencias del mercado laboral.
Este mercado es cada vez más competitivo y exige no solo determinadas competencias (como las digitales), sino que también demanda flexibilidad, polivalencia y motivación para adaptarse a los cambios.
Algo que se valorará mucho de cara a tu candidatura es la predisposición que tengas, por ejemplo, en cuestión de movilidad geográfica, en la especialización en determinado campo, o cualquier otra responsabilidad de este estilo. Eso sí, ten claras siempre tus prioridades, que pueden estar ligadas a cargas familiares, por ejemplo.
La experiencia acumulada es una de tus principales bazas a la hora de solicitar un empleo. Es algo que tus «rivales» más jóvenes no tienen, y que seguro que te ha servido para desarrollar múltiples habilidades blandas, muy cotizadas, como ya sabrás.
Tu competencia en el puesto, tu cualificación adquirida a lo largo del tiempo, tu facilidad de adaptación, tu sentido de la responsabilidad y tu madurez son grandes bazas que no debes dejar de recalcar.
Parte de la base de que siempre es interesante reforzar tus conocimientos a partir de cursos específicos, ya estén relacionados con tu especialidad (programación, robótica, inteligencia artificial, cocina, fotografía, herramientas y programas para mejorar el rendimiento…) o no, directamente, como los cursos de idiomas.
La formación, siempre que esté relacionada de alguna manera con tu trabajo, o que te ayude a mejorar, siempre es beneficiosa. Y si tienes un plan para mejorar dentro de la empresa, es vital.
También lo es a la hora de buscar trabajo cuando lo necesites. Por este motivo, si ves tu empleo llega a su fin, redobla tus esfuerzos formativos y haz ese curso que necesitas, pero que por falta de tiempo o motivación no llegaste a empezar.
Apúntate a «cursos de reciclaje», que pueden ser simplemente cursos para refrescar conocimientos y asimilar nuevas maneras, sistemas, herramientas o metodologías que puedes aprovechar en tu próximo empleo.
Certificarte, ya sea en idiomas o en metodologías o tecnologías, es una opción más que interesante de sumar puntos en tu CV de cara a tus próximas entrevistas de trabajo.
El networking es casi tan importante como todos los puntos anteriores juntos. A lo largo de los años has construido relaciones con compañeros, que hoy a lo mejor están en otras empresas que te podrían interesar. O, quizás, tienes algún compañero que pueda escribir para ti una recomendación en LinkedIn. Quizás tu propio jefe pueda escribir una carta de recomendación.