En la víspera, el cardenal Pedro Barreto criticó duramente a la empresa Praxair por su negativa a la reactivación de la planta de oxígeno de La Oroya, en Junín, a fin de abastecer del insumo medicinal a los pacientes afectados por el COVID-19.
En diálogo con TV Perú, el también arzobispo de Huancayo explicó que el pasado 22 de junio una comisión multidisciplinaria nombrada por el Estado asistió a la referida empresa para evaluar el estado de las plantas de oxígeno medicinal. Sin embargo, Praxair señaló que dichas plantas no pueden producir gas.
“Al parecer, esta empresa tiene otro coronavirus, el coronavirus de la falta de transparencia, porque la sociedad civil organizada ha pedido en diversas instancias y a la misma empresa mediante un diálogo respetuoso y claro que se conforme una comisión técnica para que pueda verificar la decisión de la empresa al decir: esta planta de La Oroya no puede funcionar”, expresó el cardenal.
Julio Cáceres, gerente general de Praxair Perú, en diálogo con Gestión.pe explicó las razones que imposibilitarían la operación de las plantas de oxígeno de La Oroya.
-¿Cuál es la situación real de las plantas de oxígeno de La Oroya?-
Antes de iniciar la pandemia se realizó una evaluación de todas las unidades que teníamos en Perú: evaluamos poner en operación la planta de Pisco con nuevas inversiones y también la planta de Callao. Luego se hizo una evaluación interna sobre la viabilidad de las plantas de La Oroya, la cual -en un Comité de Gerencia- decidimos que no era una solución (ponerlas operativas) debido a que están paralizadas más de diez años. Esta fue construida para la fundición de la refinería de Doe Run y consta de dos plantas que producen oxígeno a través de un gasoducto: una de tecnología totalmente desfasada, que se instaló en 1992, la que está parada desde el 2008 por fallas técnicas y por falta de repuestos. Al ser una tecnología obsoleta demanda el sistema de PLC de una marca conocida, que ya no es fabricado, por lo que ya no hay condiciones para reactivarla en el mediano plazo.
-¿Y la otra planta?-
También dejo de operar hace diez años . Es una planta que no se le ha hecho ningún tipo de mantenimiento. Como es de conocimiento público, la fundición de la refinería de Doe Run está en proceso de liquidación. No hemos invertido en esta planta y para ponerla en operación se requiere un overhaul total por lo que se requieren piezas de reposición, que no son adquiridas en el Perú como compresores y motores que hay que importarlos de la China, India o Estado Unidos, que incluso hay que mandarlos a fabricar. Además, tampoco tenemos los técnicos especializados que deberían venir de estos país para su instalación. Imagínate, es como tener un carro parado por más de diez años, que requiere un protocolo para revisar el estado de hasta la última pieza. Si no lo haces bien, en algún momento puede haber un desperfecto. Praxair es una empresa socialmente responsable, una de nuestras virtudes es la seguridad, por lo que no escatimamos recursos en ello y la explosión de una planta de oxigeno o cualquier falla puede tener consecuencias catastróficas. Incluso, el Minsa nos pidió la apertura de esta planta ante lo cual una comisión -liderada por el ingeniero Carlos Herrera Descalzi- visitó la planta y en su informe detalla que esta planta no es una solución viable y hay otras fuentes para el abastecimiento de oxigeno en el mediano y corto plazo.
-¿Actualmente produce oxigeno?-
Esta planta técnicamente no puede llenar cilindros. Esta es una planta que solo produce para su propio backup entre 5 y 7 toneladas de oxigeno de entre 95% y 96% de pureza. No es una planta que va dotar de una solución inmediata sino de largo plazo. No puedo estimar una fecha, de repente, un año ya que hay que desarmar equipos. De repente puede tener una fuga de líquidos, lo que es una catástrofe porque la planta explotaría. Hay mucho trabajo por hacer, no hay personal experto. Nosotros nos hemos preparado para enfrentar esta crisis desde febrero. Solo para que tengas una idea: antes del COVID-19 el 87% de nuestras ventas era para abastecer a la industria y solo el 13% al mercado medicinal incluyendo infraestructura hospitalaria, pero tras la pandemia el 90% va al sector medicinal y 10% a la industria de alimentos e hidrocarburos.
-Menciona que en un año podría estar viable la planta, ¿ello es posible?-
La planta no es viable en un mediano plazo. ¿Cuánto tiempo se necesitaría para ponerla operativa? no lo sé. Podría ser mucho tiempo ya que es una planta que ha estado inoperativa más de 10 años. Te hablo de un año, pero puede ser más. Instalar esa planta en La Oroya tomó 36 meses, no es un trabajo menor sino un overhaul mayor. Este un tema técnico ya que hay que garantizar que pueda operar de manera adecuada sin traer consecuencia fatal para nadie. El plazo -creo- que un año como máximo. Tampoco es un problema de dinero, ya que hemos invertido mucho en ponerlas operativas sino de recursos y capacidad: o ponemos un año a todo nuestro equipo de mantenimiento a tratar de arrancar la planta de La Oroya, que no sabemos si arrancará o no; o nos dedicamos a que las otras tres plantas, que soportan la demanda del país, puedan funcionar. Hemos tenidos dos paradas de planta muy serias en las últimas: una paró por mantenimiento preventivo por dos horas. Por lo que no es un tema de recursos, sino de capacidad operativa. La demanda de recursos ahora es exponencial por lo que tenemos que garantizar la operación de nuestras tres plantas, es en lo que estamos abocados y en la importación de oxigeno. No tenemos capacidad y esa planta va a demandar mucho esfuerzo para ponerlo operativa y va a demandar mucho tiempo, por lo que no sabemos qué vamos a encontrar. Es una caja de pandora.
Dato: “La planta de La Oroya no tiene capacidad para comprimir, para ello se requiere equipo especializado. Si pudiéramos operar la planta, hace rato lo hubiéramos hecho. Estamos 100% abocados a la demanda hospitalaria debido a que estamos en una creciente demanda”, remarcó Cáceres.
Lea también: