Competitividad en el Perú 2015-2016
El Reporte Global de Competitividad 2015-2016 fue presentado por el Foro Económico Mundial y deja asuntos interesantes, aunque conocidos por nosotros. En informe ordena a 140 países en función de su nivel de competitividad. Perú se encuentra en el puesto 69, es decir, está a “mitad de tabla”. Si tomamos en cuenta que en 2011 ocupábamos el puesto 61 de un total de 144 países, no hay duda que hemos retrocedido.
Veamos el detalle. Todos los lectores coincidirán conmigo en que se requiere de reformas institucionales. El informe lo comprueba. En el pilar “instituciones” nos ubicamos en el lugar 116 de 140 países; si vemos el desagregado, destaca lo siguiente: en derechos de propiedad nos encontramos en el puesto 104, misma ubicación obtenida en protección de la propiedad intelectual; la confianza pública en los políticos nos coloca en el 130, la independencia del poder judicial en el 112, el favoritismo en las decisiones de los funcionarios públicos en el 109, la eficiencia del marco legal en la resolución de disputas en el 130, crimen organizado en el 133 y confiabilidad en la policía en el 135, todos sobre 140. Basta mencionar que una economía de mercado no funciona en un vacío, sino dentro de un marco institucional determinado, cuyas características hacen que nos ubiquemos entre los peores del mundo. ¿Es posible avanzar en esas circunstancias y generar un mayor bienestar? Mi respuesta es negativa.
En otros ítems destacan la bajísima calidad de la educación primaria (puesto 136 de 140), la calidad de todo el sistema educativo (lugar 130), calidad de la educación en matemáticas y ciencia (puesto 137), número de días para comenzar un negocio (ubicación 106), capacidad de innovación (105), calidad de las instituciones de investigación científica (117), colaboración universidad-industria en investigación y desarrollo (108), gasto de las empresas privadas en investigación y desarrollo (117) y disponibilidad de científicos e ingenieros (117).
Podemos decir, “pero la economía está bien”; pero eso depende cómo entendamos la economía. Si lo hacemos solo a partir de los números ya conocidos por todos, puede ser, aunque como demostré en el post anterior, no es sostenible y justamente porque falta abordar las reformas, tanto institucionales como aquellas relacionadas con un mejor capital humano. Sin embargo, si entendemos a la economía como un medio que nos debería llevar a elevar el bienestar, estamos “jalados”. Y es ahí donde hay que trabajar y construir la agenda para el gobierno siguiente. Estamos a meses de un proceso electoral; ¿no le parece, estimado lector, que estos temas, al menos deberían ser tópicos claves en el debate? ¿Lo son?