¿Qué se puede hacer frente a la desaceleración?
Partamos de dos hechos claros: en primer lugar, la desaceleración es real y, en segundo lugar, cada proyección que presentan los analistas, es peor que la anterior, es decir, a partir de una lectura de las cifras, se estaría profundizando. La pregunta es lógica, ¿qué hacer? ¿Se puede hacer algo o simplemente esperar que el entorno externo mejore?
¿Con qué información contamos? De acuerdo con el BCR este 2014, tanto la inversión privada como la pública crecerían 0%, mientras que las exportaciones tendrían una caída. Los motores de la economía se han frenado en seco, aunque la tendencia se observaba desde 2012.
Veamos. Luego de la crisis financiera de 2008, una gran parte de gobiernos del mundo pusieron en marcha los denominados “programas de estímulo económico”. En todos los casos comenzaron con políticas monetarias expansivas. ¿Se han implementado en el Perú? La respuesta es afirmativa, como lo prueban la reducción dela tasa de encaje en soles y la disminución de la tasa de interés de referencia interbancaria a 3.50%. No obstante, la economía continúa en caída libre. Lo mismo ocurrió en Europa, Japón y los Estados Unidos.
En esas circunstancias optaron como segunda línea de ataque: la política fiscal, es decir, a combinaciones de reducciones impositivas con mayor gasto público. El objetivo era reactivar el consumo, considerando que vía política monetaria no se lograba tener efectos significativos. Ello repercutiría en una mejora de la confianza empresarial que como consecuencia incrementaría la inversión. Desde luego, que el riesgo es contraer un déficit fiscal que a partir de cierto nivel, se puede tornar inmanejable.
¿Cuál es la situación en el Perú? Pues que este año tendremos 0.2% de superávit fiscal. La pregunta parece obvia: ¿por qué no se usa ese monto y se aumenta la inversión pública? Viendo la realidad “más allá de los números”, gran parte de la inversión pública se canaliza a través de los gobiernos regionales y locales, muchos de ellos muy cuestionados y otros con poca capacidad de implementar proyectos de inversión pública. En esas condiciones es complejo que el “canal de inversión pública” funcione.
Si no hay forma de aumentar la inversión, la privada por un tema general de incertidumbre y la pública por los problemas descritos, solo nos queda pensar en alternativas distintas. ¿Por qué no el MEF asume algunas inversiones públicas de manera temporal, hasta que los nuevos gobiernos regionales se instalen? El MEF podría elevar el gasto público e inclusive generar un pequeño déficit fiscal manejable (digamos, no mayor que 1% del PBI).
A todo este panorama se le agrega el hecho que 2015 es un año pre-electoral que trae la incertidumbre ya conocida, más aún si tenemos una democracia sin partidos políticos, lo que hace poco predecible lo que implementará quien resulte ganador en 2016. Algo si es claro: no podemos esperar que el contexto externo mejore para hacer algo. El período 2003-2012 fue excepcional y se repite muy de vez en cuando. Entonces, debemos pensar desde adentro que podemos hacer en el corto plazo, bajo el entendido que las reformas claves deben realizarse, aunque creo que el mejor momento para hacerlas será al comienzo del nuevo gobierno, en un contexto de “luna de miel” entre los votantes y los elegidos. ¿Qué alternativas de corto plazo se les ocurren a ustedes, estimados lectores? Pongamos en marcha nuestra imaginación con propuestas simples y realistas.