Nuevas Proyecciones del Crecimiento Económico Mundial
La semana pasada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó el Panorama Económico Mundial, con proyecciones actualizadas de una serie de variables de interés. En el siguiente cuadro se presentan las proyecciones de crecimiento económico de algunas zonas y países del mundo.
Crecimiento Económico Mundial 2012-2014
(Variaciones porcentuales)
|
2012 |
2013 |
2014 |
Mundo |
3.4 |
3.3 |
3.3 |
Economías Avanzadas |
1.2 |
1.4 |
1.8 |
Economías Emergentes |
5.1 |
4.7 |
4.4 |
Estados Unidos |
2.3 |
2.2 |
2.2 |
China |
7.7 |
7.7 |
7.4 |
Eurozona |
-0.7 |
-0.4 |
0.8 |
América Latina |
2.9 |
2.7 |
1.3 |
Brasil |
1.0 |
2.5 |
0.3 |
Perú |
6.0 |
5.8 |
3.6 |
Fuente: FMI (2014), octubre.
En primer lugar, las economías avanzadas comienzan a recuperarse, mientras que las emergentes, entre las cuales se encuentra el Perú, profundizan su deterioro. En segundo lugar, la reducción en el crecimiento económico de América Latina es significativo, pues luego de crecer 2.9% en 2012 solo se espera lo haga en 1.3% en 2014. En tercer lugar, para el Perú el FMI pronostica un crecimiento de 3.6%. Recuerde, estimado lector, que hace pocos meses se hacía alusión a 5% o más. Al FMI se le ha sumado el MEF al señalar que la tasa estará alrededor de 3% en 2014.
Desde mi punto de vista existen dos razones: en primer lugar, el deterioro del entorno externo, aunque tampoco se trata de culpar al contexto externo de todos nuestros males. Durante la época del boom del crecimiento en la región (2002-2012, excepción 2009), no se implementaron las reformas necesarias para elevar la productividad y así atenuar los impactos externos negativos que se iban a dar, dada la naturaleza cíclica de la economía mundial. La ecuación fue así: Disciplina macroeconómica + entorno externo favorable = crecimiento no sostenible. Ahora más que nunca nos damos cuenta que mantener los equilibrios macroeconómicos es una condición necesaria pero no suficiente para sostener un determinado ritmo de crecimiento.
En segundo lugar, factores internos han aumentado la incertidumbre. Las idas y venidas, la falta de un liderazgo en el plano político que explique lo que ocurre, generan desconfianza en la clase empresarial, no solo la grande, sino también la mediana y pequeña; estas últimas son las que más sufren y generan la mayoría del empleo en países como el Perú. Un reflejo de lo anterior es el crecimiento esperado de la inversión privada, cercano a cero, en este 2014. Pensemos por un momento en un empresario mediano, digamos aquel que tiene un restaurante; dejemos de lado al grande, para evitar juicios de valor. ¿Creen ustedes que se animaría, tal como están las cosas, a invertir sus ahorros en, por ejemplo, ampliar su local? ¿Cómo hacerlo si para realizar un pequeño cambio se enfrenta a una maraña burocrática, bautizada hoy como “tramitología”, cuyo costo excede a los beneficios que espera lograr?
Muchos señalan que la salida está por el lado de la inversión pública. ¿Significa acaso que el estado es más eficiente y rápido en invertir? Aquí no se trata de un tema ideológico: tanto el sector privado (grande, mediano y pequeño) como el Estado, enfrentan dificultades para invertir, sea por desconfianza, burocracia o cualquier razón. En realidad casi nada ha cambiado: solo fue “tapado” entre 2002 y 2012 por el boom de las materias primas. ¿Qué hacemos? ¿Lamentarnos porque tenemos riqueza natural? ¿Tiene sentido hacerlo? No es malo tener recursos, lo negativo es no saber cómo usar los beneficios que nos generan.