Competitividad en el Perú 2013
Hace unos días el Foro Económico Mundial publicó su “Reporte de Competitividad Global 2013-2014″. ¿Qué novedades nos trae? Convengamos en que todos los gobiernos ubican a la competitividad como uno de los principales objetivos nacionales; sin embargo, ¿qué es competitividad? Existen muchas definiciones de competitividad. Algunos las relacionan con empleo, oportunidades y prosperidad, pero en general existen dos enfoques: por un lado, aquél que asocia el concepto con características que conducen a un alto estándar de vida; por otro, también se relaciona con atributos locales que aceleran el crecimiento.
El Foro Económico Mundial, que define a la competitividad como un conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país. La evidencia empírica muestra que las economías más competitivas crecen más rápido y de aquellas, las que logran elevar más el bienestar de la población, son las que además han transformado a sus Estados para ponerlos al servicio de la población.
El índice de competitividad, calculado por el Foro Económico Mundial, tiene 12 pilares: instituciones definido como el marco general y administrativo donde interactúan individuos, empresas y gobiernos para generar ingreso y riqueza en una economía; por ejemplo, un alto nivel de corrupción, un poder judicial ineficiente y un gobierno excesivamente burocrático aumentan el costo de hacer negocios y por ende reduce la competitividad, independientemente de la estrategia de desarrollo que tenga un país. En segundo lugar, la infraestructura; un adecuado sistema de interconexión (por ejemplo, carreteras y transporte en general) entre ciudades y poblados de un país disminuye los costos de integración de los mercados dentro de los países y entre los países. En el Perú se estima que existe un déficit de infraestructura de 47 mil millones de dólares. Facilita que las comunidades pobres en los Andes del Perú accedan a colocar su producción en mercados más ampliados, convirtiéndose en una herramienta de superación (y no solo de alivio) de la pobreza. En tercer lugar, la estabilidad macroeconómica, pues la economía no puede crecer de manera sostenible a menos que el entorno macroeconómico sea estable; por ejemplo, entornos de alta inflación no conducen a aumentos en la productividad. En cuarto lugar, educación y salud básica de calidad son fundamentales para facilitar la inclusión y otorgar igualdad de oportunidades, además de sostener el crecimiento económico (aumento en el PBI) futuro. En quinto lugar, la educación superior (profesional y técnica de calidad es clave para que los países puedan pasar de producir bienes primarios o extractivos a aquellos con valor agregado. En sexto lugar, mercados de bienes eficientes; en séptimo lugar, mercados laborales flexibles, donde la meritocracia sea el elemento para determinar ascensos, tanto en el sector privado como en el público. En octavo lugar, sistema financiero adecuadamente regulado y supervisado para evitar los excesos, que se manifiestan en burbujas y crisis; en noveno lugar, tamaño de los mercados; en países con altos niveles de pobreza, el mercado interno es pequeño, por lo que es necesario exportar, pues amplía los mercados; en otras palabras, como el mercado interno no es suficiente, la producción interna debe buscar mercados externos. En décimo lugar, los negocios organizados en torno de clusters y por último la innovación.
Los cuatro primeros constituyen los requerimientos básicos, mientras que los seis siguientes las claves para lograr altos niveles de eficiencia en la economía. Los dos últimos corresponden a la fase de innovación.
Concentrémonos en los requerimientos básicos: instituciones, infraestructura, estabilidad macroeconómica y educación y salud básica de calidad; ¿los cumple el Perú? Aunque esto puede quedar a cada lector, desde mi punto de vista se ha avanzado, en especial en la estabilidad macroeconómica, pero en el resto falta mucho. Por esa razón, en el Informe de Competitividad 2013-2014, Perú se ubica en el puesto 61 de 148 economías debajo de Chile (34), Panamá (40), Costa Rica (54), México (55) y Brasil (56). En el índice resumen de los cuatro requerimientos básicos (instituciones, infraestructura, entorno macroeconómico y educación y salud primaria), Perú se ubica en el puesto 72 de 148. En “instituciones” estamos en el puesto 109 (el año previo estábamos en el 95); en “infraestructura” en el 91 (88 en el anterior); puesto 20 para el entorno macroeconómico (52 para el año anterior) y ubicación 95 en educación y salud primaria. En otras palabras, solo hemos mejorado en el entorno macroeconómico y en lo demás hemos retrocedido.
Veamos alguna información adicional desagregada que nos permite observar en qué áreas es urgente mejorar. Dentro del primer pilar, ocupamos el puesto 131 en confianza en los políticos, 126 en la independencia del poder judicial, 137 en crimen organizado y 137 en confianza y capacidad de la policía, entre otros. En el segundo pilar, estamos en el puesto 101 en la calidad de infraestructura, mientras que en entorno macroeconómico es donde estamos mejor. En calidad del sistema educativo ocupamos el lugar 135 y el 124 en inversión en ciencia y tecnología. A partir de aquí podemos organizar una agenda pendiente.
Ciertamente el Índice de Competitividad no es un indicador directo de bienestar, pero como ha sido demostrado en entregas anteriores, los factores que se encuentran entre los requisitos básicos, son condiciones necesarias para lograr aumentos sostenibles en el bienestar social. Bien en la macroeconomía, mal en lo demás; las reformas son claves para mejorar los resultados sociales, pues lo económico no basta. Y en varios aspectos hemos retrocedido.
Desde luego que es válido discrepar del Índice de Competitividad, pero considero que están casi todos los elementos necesarios para elevar la competitividad; de lo contrario, seguiremos sujetos a los vaivenes de los precios mundiales de los productos mineros, cuyo auge está terminando.