Ante nosotros se abre una noche muy larga. Puede ser porque algo en nuestra mente da vueltas y no nos deja dormir. Quizá nos hemos pasado con la cafeína o toca enfrentar ese proyecto que hemos estado posponiendo demasiado. Sea por lo que sea, el caso es que la noche la hemos dedicado a cualquier cosa menos a dormir y, al día siguiente, nos preguntamos cómo mantenernos despiertos. Notamos cómo todo nos cuesta el doble. Solo una noche de insomnio puede generar ansiedad, confusión e incapacidad para concentrarse. Si no podemos permitirnos parar para saldar nuestra deuda de sueño, aquí van algunos consejos que nos ayudarán a mantenernos despiertos aunque tengamos muchas ganas de dormir.
Recibir un poco de luz solar a primera hora de la mañana no solo recargará nuestros niveles de vitamina D, sino que también hará que nuestro cuerpo comience a generar hormonas como el cortisol, relacionada con el estado de alerta, y dopamina, para sentirnos más motivados a lo largo del día.
La luz del sol durante la mañana ayudará a disminuir la liberación de melatonina, responsable de decirle a nuestro cuerpo que es hora de dormir. Esto, a su vez, contribuye a sincronizar nuestro reloj biológico, lo que nos hará dormir mejor cuando llegue la noche.
Puede sonar desolador, pero sumergirse en agua fría durante unos minutos es un truco que ha cobrado popularidad entre científicos y profesionales de Silicon Valley para potenciar la productividad desde primera hora del día. Muchos han reportado sentirse más concentrados y alertas después de una ducha fría.
Una persona comentó: “Me sentí más concentrada y alerta al empezar el día, abrir el portátil y comenzar a trabajar. Los primeros 30 minutos de mi jornada laboral solían estar repletos de bostezos y falta de concentración. Ahora, después de mi inmersión en frío, estoy bien despierto, concentrado y listo para sumergirme en el trabajo”.
Aunque sueño y ejercicio no parecen casar bien, la realidad es que algo de actividad física puede darle un impulso de energía a nuestra mente. Un estudio de 2008 de la Universidad de Georgia (EEUU) demostró que las personas aquejadas de cansancio constante vieron aumentar sus niveles de energía en un 20% y disminuir su fatiga en un 65% al realizar ejercicio regular de baja intensidad.
“Incluso la más mínima actividad por la mañana es energizante y puede ayudarnos a despertar”, asegura la médica osteópata Sandra Darling, de la Cleveland Clinic. Ella también menciona que esto aplica al mediodía: “Sal a caminar un poco, si es posible al aire libre, para combatir el cansancio de la tarde”, aconseja.
La cafeína bloquea la adenosina en el cerebro, una sustancia química natural que produce sueño. Por eso, nuestra taza de café provoca reacciones más rápidas, una mejor atención y un mejor estado de alerta.
La cafeína comienza a actuar aproximadamente media hora después de su ingesta, y sus efectos pueden durar muchas horas. Sin embargo, debemos tener cuidado si la consumimos por la tarde, ya que podría impedirnos dormir bien al llegar la noche.
Un nivel bajo de azúcar en sangre puede hacernos sentir aún más agotados. Antes de abusar de dulces refinados, es mejor optar por algo saludable como fruta o frutos secos, tal como recomienda Sleep Foundation.
Y no olvidemos la comida más importante del día: al desayunar, es recomendable incluir algunos alimentos ricos en proteínas y fibra para aumentar nuestra energía. También es fundamental beber agua, ya que la deshidratación puede incrementar la sensación de fatiga.
Descansar de vez en cuando es siempre un buen consejo para mantenernos productivos. Más si tenemos muchas ganas de dormir. A medida que las horas se acumulan, la calidad de nuestra concentración se verá afectada. Para evitarlo y despejar la mente, hagamos una pausa. Mejor aún si incluye un pequeño paseo al aire libre.
Si es posible, una siesta corta puede ayudarnos a sentirnos menos somnolientos durante varias horas después. Sin embargo, debemos evitar excedernos para no alterar nuestro descanso nocturno.
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