- “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez” está basado en el doble crimen de los Menendez, sucedido a mediados de 1989
- ¿Quién es Cooper Koch, el actor que hace de Erik Menendez en “Monsters”?
“Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story” (en español, “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez”) es la nueva serie de Netflix que promete captar la atención en el último trimestre del año y que fue estrenada este 19 de septiembre. Como bien sabes, la miniserie está basada en el famoso doble crimen sucedido en California hacia los Menendez en 1989. ¿Te has preguntado cuánto era la herencia de José Menendez y cuál fue el destino de todo su dinero?
Cabe mencionar que, como sugiere el título, esta serie pone el foco en los hermanos Lyle y Erik Menendez, cuya historia estremeció al mundo. Como bien recordarás, todo sucedió en 1996, año en el que ambos fueron condenados por el asesinato de sus padres, desatando paralelamente un juicio mediático hacia los jóvenes.
El juicio de los hermanos Menendez se convirtió en uno de los juicios más resonantes en la historia de Estados Unidos. Por eso, no sorprende que Ryan Murphy e Ian Brennan hayan optado por adaptar esta historia a la pantalla, capturando toda la intensidad y el misterio que envolvieron al caso para convertirlo en formato serie.
Eso sí, a sabiendas de que el macabro crimen se inició por dinero, muchos de los seriéfilos que ya vieron la segunda temporada del drama criminal se preguntarán cuál es el paradero del dinero de José Menendez y a cuánto ascendía en total. ¿Heredaron algo los hermanos Lyle y Erik?
Como todos saben, Joseph Lyle y Erik Galen acabaron con la vida de sus padres, José y Mary Louise, a quien todos conocían como Kitty. Se cree que lo hicieron con la intención de quedarse con la fortuna millonaria de la familia. Sin embargo, la historia dio un vuelco inesperado, y los hermanos jamás alcanzaron a tocar un sol de las arcas familiares.
Se sabe que los en ese entonces jóvenes dispararon hasta 6 veces contra su padre, mientras su madre recibió 10 balas en toda su humanidad. Debido al ruido que ocasionó este festival de tiros, los hermanos decidieron permanecer en la casa a la espera de la policía.
Cuando los oficiales llegaron, Lyle y Erik Menendez sostuvieron que los asesinatos se dieron cuando ambos se encontraban viendo una película. En ese aquel, la policía no llegó a confirmar que los dos hermanos habían usado armas de fuego y reportaron el crimen de sus padres.
Tras los asesinatos, los hermanos comenzaron a derrochar la herencia de sus padres de manera desmedida. Se sumergieron en un estilo de vida lujoso, comprando artículos costosos, viajando por el mundo y lanzándose en varios negocios. Todo esto dejó en claro que tenían el control del dinero familiar, viviendo por un tiempo con una despreocupación que contrastaba con la tragedia que habían dejado atrás.
Por ejemplo, se supo que Lyle empleó el dinero de sus padres para comprar artículos de lujo como un reloj Rolex y un Porsche Carrera. Además, emprendió la compra de bienes como un restaurante de alitas de pollo Buffalo Wing en Princeton o el Chuck’s Spring Street Cafe. Mientras tanto, su hermano Eric decidió contar con los servicios de un entrenador de tenis.
Poco a poco los hermanos decidieron gastar la fortuna de sus progenitores, y para evitar vivir en la escena del crimen, compraron unos condominios contiguos en Marina del Rey.
De acuerdo a los reportes, Lyle y Eric gastaron unos US$700,000 antes de ser arrestados y puestos a disposición de las autoridades. Según algunos de sus familiares, el despilfarro era más un intento de enfrentar el dolor y la pérdida que una consecuencia directa del crimen cometido.
Debido a los gastos excesivos de Lyle y Eric, la fiscalía sostuvo que los hermanos llevaron a cabo los asesinatos con el objetivo de apoderarse de la inmensa fortuna de su padre. Sin embargo, los hermanos no contaron con la sorpresa de que la fortuna de sus padres no era tan alta como ellos pensaban.
Cada uno de los hermanos heredó alrededor de 2 millones de dólares después de deducir préstamos e impuestos, lejísimos de los 90 millones que habían anticipado antes del crimen. Y eso no es todo, ya que ambos descubrieron que sus padres tenían deudas significativas sobre las propiedades de Calabasas y Beverly Hills.
El valor neto de los bienes inmuebles de José ascendía a 5,7 millones de dólares tras los descuentos de los préstamos sobre propiedades. No obstante, los hermanos estaban convencidos de que sus padres habían ocultado millones en una cuenta secreta en un banco suizo o algún paraíso fiscal.
Al día de hoy, ni Lyle ni Lyle poseen derecho alguno sobre el dinero heredado. De acuerdo a la Ley de Homicidios del estado de California, ambos quedan imposibilitados de recibir algún centavo de la herencia debido al cargo doble de asesinato que pesa sobre ellos.
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