A fines de la década de los 80, la mansión de la familia Menendez en Beverly Hills se tiñó de sangre cuando los hermanos Lyle y Erik mataron a sus padres. Aunque en un inicio nadie sospechaba de ellos, tiempo después se supo la verdad: ellos eran los autores de tan horrendo crimen, por lo que fueron sentenciados a dos cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional. Si bien, la justicia determinó que eran culpables de asesinato en primer grado y conspiración para cometer asesinato, aún queda una interrogante en el aire: ¿por qué acabaron con la vida de sus progenitores? En los siguientes párrafos, trataremos de responder esta incógnita.
Lo que se vivió aquella trágica noche del 20 de agosto de 1989, así como antes y después se muestra en “Monstruos: La historia de los hermanos Lyle y Erik Menendez”, la serie que aterriza en Netflix el 19 de septiembre de 2024.
EL DÍA DEL ASESINATO Y POSTERIOR CONFESIÓN
Para tratar de responder qué llevó a los hermanos matar a sus padres, debemos retroceder al día del crimen: el 20 de agosto de 1989. Aquella noche, Kitty y su esposo José Menendez estaban en el salón de su mansión viendo la película “La espía que me amó”. Ellos se encontraban solos, pues sus hijos habían salido, pero pronto regresaron para cometer el crimen. Ni bien ingresaron, los jóvenes de 21 y 18 años dispararon varias veces contra los seres que les dieron la vida y se fueron al cine, tal como lo planearon. Al retornar nuevamente, poco antes de la medianoche, llamaron al 911 pidiendo ayuda: “Mataron a mis padres. [No sé quién les disparó] acabo de llegar”, decía desesperado Lyle.
Aunque en ese momento no sospecharon de ambos, poco después fijaron su mirada sobre ellos porque tuvieron un radical cambio en sus vidas. La confirmación llegó a los meses cuando el terapeuta de Erik Menendez contó a la policía que este le confesó haber asesinado a sus padres con ayuda de Lyle. Ya no había dudas, ellos eran los asesinos.
¿QUÉ DICE LA JUSTICIA SOBRE EL CRIMEN?
Para las autoridades, los hermanos Lyle y Erik asesinaron a sus padres con la única intención de quedarse con toda la fortuna y propiedades de sus progenitores. Es más, poco después del crimen, ellos cambiaron sus estilos de vida, pues amaban el lujo y derrochaban dinero
Por ejemplo, mientras Lyle compró un costoso reloj Rolex, un Porsche 911 y el Chuck’s Spring Street Cafe, un restaurante de buffalo wings en Princeton; Erik contrató a un entrenador de tenis a tiempo completo para competir en torneos. No sólo ello, se mudaron a dos áticos de lujo, viajaron en el Mercedes-Benz SL de su difunta madre por Los Ángeles y se fueron al Caribe y Londres, entre otras actividades más que hicieron. De acuerdo con la Fiscalía, ambos gastaron un millón de dólares tras la muerte de sus progenitores.
LA DEFENSA DE LOS HERMANOS LYLE Y ERIK
Cuando se inició el primer juicio en 1993, los hermanos justificaron su actuar y aseguraron que lo hicieron en defensa propia, pues temían por sus vidas. Según relataron, desde niños habían sido sometidos a constantes abusos, no sólo físicos y emocionales, también sexuales por parte de sus progenitores. Lyle contó que empezó a vivir esa pesadilla a los 6 años y se extendió unos dos años más, mientras que Erik también contó una historia similar, pero él aseguró que se prolongó hasta la muerte de su papá.
“[La relación con mi padre] era brutal, dolorosa, tortuosa”, dijo Erik en una entrevista con Barbara Walters en 1996. Por su parte, Lyle lamentó la muerte de su mamá en una entrevista a ABC News. “Aún lloro por ella, pero no la perdono. Su vida terminó y nuestras vidas esencialmente terminaron debido a esta fatídica decisión [asesinarla]. Ella tuvo que tomar una serie de decisiones para no contar lo que estaba sucediendo (supuesto abuso sexual). ¿Qué tipo de madre deja que eso ocurra?”, manifestó. Ese juicio fue declarado nulo y se realizó otro en el que no se permitieron testimonios de abusos y traumas familiares al no estar comprobados.
En 2017, Diane Vander Molen, prima de Lyle y Erik Menéndez, quien testificó en el primer juicio aseguró que sus primos decían la verdad sobre el abuso de sus progenitores. En entrevista con ABC News, contó que cuando ella tenía 17 años, su primo Lyle, de entonces 8 años, le reveló que su papá le hacía daño. “Tenía miedo de dormir en su propia cama porque temía que su padre viniera y abusara de él esa noche”, relató.
Al ver el miedo del pequeño, ella se lo contó a Kitty, quien se llevó a la fuerza a su hijo. Como el chico jamás volvió a tocar el tema, ella asumió que su tía había tomado cartas en el asunto, pero no fue así.
UN EXINTEGRANTE DE MENUDO ACUSÓ A JOSÉ MENENDEZ DE ABUSO SEXUAL
Pero los abusos de José Menendez no solamente los cometió en su hogar con sus hijos, también lo hizo con otros jovencitos, tal como lo denunció Roy Rosselló, exintegrante del grupo Menudo. “Este es el hombre que me violó. Este es el pedófilo”, dijo mientras señalaba una foto antigua donde se encontraba el individuo junto a la banda adolescente y su creador, Edgardo Díaz. Dichas declaraciones están en el documental “Menendez + Menudo: Boys Betrayed”, que se estrenó en Estados Unidos en mayo de 2023.
Rosselló tenía 13 años cuando formó parte de Menudo en 1983. A fines de ese mismo año, la agrupación firmó contrato con la compañía discográfica RCA, de la que Menéndez era vicepresidente ejecutivo. De acuerdo con sus declaraciones, los abusos ocurrieron en la casa del ejecutivo en Nueva Jersey, publica BBC.
Cabe precisar que durante el juicio a Lyle y Erik Menendez, la abogada defensora de los hermanos reveló tener conocimiento de otro caso de abuso a manos del patriarca de la familia. Se trataba de un exintegrante de Menudo, pero no podía llamarlo a declarar para no arruinar su carrera, preciso Daily News.
MIRA AQUÍ EL TRÁILER DE “MONSTRUOS: LA HISTORIA DE LYLE Y ERIK MENENDEZ”
FICHA TÉCNICA DE “MONSTRUOS: LA HISTORIA DE LYLE Y ERIK MENENDEZ”
Título original: Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story