El 18 de junio partieron, a bordo del sumergible Titán, cinco personas hacia la expedición a los restos del Titanic, frente a las costas de Terranova Canadá, pero la tragedia los sorprendió. Las autoridades indican que todos fallecieron como consecuencia de una implosión, pero, ¿cómo fueron sus últimos segundos de vida?
En la nave estaban el millonario británico Hamish Harding; el magnate paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman, de 19 años; y el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet. El Titán era comandado por Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions, empresa a cargo del costoso viaje de 250 mil dólares por persona y que ahora mantiene suspendidas sus exploraciones.
Para el ingeniero español José Luis Martín, experto en submarinos, es posible que los cinco tripulantes podrían haber estado conscientes de lo que se avecinaba en los 48 segundos previos a la implosión de la embarcación. Su estudio se basa en cálculos realizados con base en algunos parámetros como peso del sumergible, empuje, velocidad, masa, aceleración, coeficiente de fricción del agua contra un cuerpo que cae.
El experto español José Luis Martín afirma, en declaraciones al Daily Mail, que el Titán cayó al fondo del océano, tras una falla del sistema eléctrico que le privó de la propulsión necesaria para subir a la superficie. Sus pasajeros fueron conscientes de lo que sucedía por apenas unos segundos.
“El punto de partida es que el submarino va descendiendo sin ninguna incidencia y en un plano horizontal hasta alcanzar una altura de unos 1,700 metros. En ese punto hay un fallo eléctrico. Se queda sin motor y sin propulsión. Ahí es cuando pierde la comunicación con el Polar Price”, dijo Martín.
El especialista explica que el sumergible cambia de posición y cae verticalmente como una flecha, porque los 400 kilos de los pasajeros -que estaban unos sobre otros en el ojo de buey- descompensaban al sumergible.
“Todos se precipitan y se amontonan unos encima de otros. Imagínese el horror, el miedo y la agonía. Debe haber sido como una película de terror”, explicó Martín.
El sumergible, según el especialista, inició su caída libre a unos 1,700 metros de profundidad. Cayó “como una piedra y sin ningún control” durante unos 1,000 metros, hasta que “estalló como un globo”, debido al rápido cambio de presión.
La noche del 22 de junio cuando los guardacostas de Boston anunciaron el hallazgo de restos del naufragio a 500 metros de la proa del Titanic. Todo apunta a que el sumergible de OceanGate sufrió una “implosión catastrófica” y, por ello, no hubo sobrevivientes.
“Todavía queda mucho trabajo por hacer para comprender los factores que condujeron a la catastrófica pérdida del Titán para garantizar que no vuelva a ocurrir una tragedia similar”, declaró Jason Neubauer, presidente de la Junta de Investigación Marina.
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