Egipto dio este jueves el pistoletazo de salida en su carrera para implantar la Inteligencia Artificial (IA) en la que será su nueva capital, una megalópolis que tiene entre sus objetivos convertirse en el 2023 en la primera ciudad inteligente del país.
Egipto ha presentado sus aspiraciones en el Foro Global para la Educación Superior y la Investigación Científica (GFHS), la primera convención que acoge de este tipo y que se ha inaugurado hoy en la capital, aún sin nombre, que se construye en medio del desierto, a 45 kilómetros al este de El Cairo.
Durante la ceremonia de apertura, el presidente egipcio, Abdelfatah Al Sisi, aseguró que el país "no se puede desmarcar de esta revolución", en referencia a la IA, porque "es la vida de las nuevas generaciones".
"No estuvimos en la primera, la segunda, ni la tercera revolución (tecnológica). Ahora queremos formar parte de la cuarta y no podemos permitirnos perdérnosla", apuntó Al Sisi.
Megaciudades en el desierto
El foro pretende ser un altavoz mundial para los investigadores egipcios y centra su atención en la IA, en un momento en el que se llevan a cabo numerosos megaproyectos de construcción de ciudades muy apartadas de las aguas del río Nilo, donde se encuentra casi toda la población egipcia.
Estas obras, como la nueva capital, han generado dudas acerca de su viabilidad porque se alzan en zonas remotas en las que es difícil proveer servicios a la población, así como agua, un recurso cada vez más escaso en Egipto a causa del aumento poblacional, la contaminación y la construcción de presas en países vecinos.
Las autoridades egipcias, sin embargo, ven la IA como solución a los problemas de esta veintena de nuevas ciudades, que empezaron a construirse en el 2016 y que, de momento, han sido incapaces de "oxigenar" las ya existentes, puesto que solo van a absorber un 6% de la población total, que roza las 100 millones de personas.
"La IA puede solventar muchas necesidades pero, en el caso de Egipto, queremos centrar la IA en ciudades, universidades, transporte", dijo el ministro de Educación Superior e Investigación, Khaled Abd Al Ghaffar.
La capital que se levanta de la nada
Por el momento, la capital no aparece en los mapas y para hallarla es necesario recorrer carreteras despobladas, flanqueadas por torres eléctricas que se alzan en medio del desierto, puntos de control militares y carteles publicitarios de constructoras que auguran un futuro de ladrillo donde por ahora solo hay arena.
El foro, que se celebrará hasta el 6 de abril en el lujoso hotel Al Masa, una de las pocas construcciones de la Nueva Capital a las que ya se han retirado los andamios, dará voz a más de 500 expertos en innovación, de los que Egipto tomará nota para aplicar sus consejos en diferentes campos, como el de la construcción.
Situada a 45 kilómetros al este de El Cairo, esta nueva ciudad será la sede de las instituciones gubernamentales, así como de las embajadas, y será la residencia de 7 millones de personas, un tercio de la población de El Cairo.
En sus 700 kilómetros cuadrados habrá edificios como la Torre Icónica, la más alta de África, o la Catedral de la Natividad, la iglesia más grande de Oriente Medio, construcciones que por ahora son solo esqueletos de acero.
También quiere convertirse en un centro universitario y, actualmente, se están edificando ocho campus internacionales privados, entre los cuales, aseguró Ghaffar, habrá uno español.
En los últimos años, las universidades privadas han proliferado en Egipto y representan cerca de la mitad de centros de educación superior en un país que tiene más de 22 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años, de los cuales el 61.4% desea emigrar a causa del desempleo, según datos oficiales.
"Los trabajos del futuro dependen de la IA y el 60% de los egipcios son jóvenes. Somos una nación joven y tenemos que pensar en el futuro", sentenció el ministro.