Requerimos un aparato público que nos devuelva la fe en nuestra institucionalidad y en un rumbo positivo y formal del país.
Requerimos un aparato público que nos devuelva la fe en nuestra institucionalidad y en un rumbo positivo y formal del país.

En estos días convulsos para el país, donde vemos derrumbarse las instituciones básicas por conflictos subalternos al interés nacional, me tocó disertar en un conferencia internacional, sobre la informalidad del Estado y sus consecuencias en el quehacer económico. Estas fueron algunas de mis reflexiones: 1. Sin Estado de derecho no hay ninguna posibilidad que una economía de mercado se desarrolle adecuamente. Y lo que vemos, en los últimos años en el Perú, es un deterioro sistemático de las instituciones y de las reglas mínimas de juego para el relacionamiento de los agentes públicos entre sí (los tres poderes del Estado y los organismos autónomos como Ministerio Público, Tribunal Constitucional o Junta Nacional de Justicia, etc.) y también con los actores privados (ciudadanos y empresas).