Elena Conterno: “No al acoso y la violencia, queremos autoridades íntegras”

Es muy penoso, pero lo cierto es que el acoso y la violencia están normalizados en nuestra sociedad. Combatirlos con éxito requiere un cambio cultural. Para avanzar en ese cambio, necesitamos que nuestras autoridades sean un referente positivo. Es decir, que no sean acosadores, agresores o irresponsables con la alimentación familiar. Nuestras autoridades deben poder predicar en el tema con un ejemplo positivo.

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De lo contrario, lo que se transmite a toda la sociedad es que el acoso, la violencia o incumplir con la pensión de alimentos está bien. Que no pasa nada. Que quienes son acosadores, agresores o irresponsables con la alimentación familiar pueden seguir siéndolo; que hasta alcaldes, congresistas o ministros pueden llegar a ser.

Basta. Necesitamos autoridades comprometidas con la defensa de los derechos humanos, el derecho a vivir sin violencia y la integridad, que además sean un referente de comportamientos que permitan a la sociedad avanzar hacia la igualdad de género.

Necesitamos también que los ciudadanos dejemos de considerar situaciones de acoso como inofensivas tentativas de enamoramiento y dejemos atrás la idea de que el acoso es un acto privado por el cual no debemos juzgar a las autoridades.

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Acabamos de ver a un primer ministro que buscaba cierto tipo de relación con una mujer 30 años menor que él, en el marco de lo cual le habría ofrecido contratos/puestos. A quienes señalan que era una relación sentimental y no acoso, les recuerdo que la habría mandado seguir, que en la conversación ella contesta con evasivas y aparente incomodidad, que él era una persona con poder y que le insiste en verla junto con pedirle su CV.

En la discusión del tema se critica mucho que los favores aparentemente venían del erario público, es decir, se trataría de tráfico de influencias y negociación incompatible. Pero no se critica de similar manera el aparente acoso.

Según resalta la especialista Marlene Molero, tres de cuatro personas piensan que las víctimas de acoso sexual son culpables de lo que les pasa, ya sea por no haber detenido la situación antes o por haberse “beneficiado” de alguna manera. Y ello es porque se pone la atención en la víctima en lugar de los hechos.

Ciertamente hemos tenido otros primeros ministros con situaciones de acoso y también de violencia e irresponsabilidad familiar: desde Héctor Valer, que tenía denuncias de violencia física puestas por su hija y su difunta esposa, quien solo duró siete días en el cargo por la presión social (pero sigue siendo congresista); o Vicente Zevallos, quien recién reconoció a su hija luego de que le interpusiera demanda de alimentos, cuando la hija tenía 24 años; o Guido Bellido, que además de múltiples expresiones machistas, estaba implicado en una acusación por acoso político (y también continúa siendo congresista).

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Por supuesto también podemos encontrar prontuarios similares en alcaldes, congresistas y otros ministros.

Difícil avanzar en un cambio cultural que deje de normalizar la violencia y procure seguridad y trato respetuoso a las mujeres con autoridades como las señaladas.

Basta. Precisemos los impedimentos para ser candidato o ser designado autoridad en el sector público y, ante todo, como ciudadanos rechacemos a los candidatos y autoridades que tengan pasado acosador, agresor o irresponsable con la alimentación familiar.

Mañana que se celebra el Día Internacional de la Mujer, más que felicitar a las mujeres que tienes cerca, súmate a exigir autoridades íntegras. Basta de acosadores, agresores e irresponsables.

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Elena Conterno