El empresario colombo-venezolano Alex Saab se empezó a enfrentar desde este lunes a la Justicia de Estados Unidos por un caso de lavado de dinero que tiene de trasfondo la información que él pueda y quiera aportar sobre los presuntos vínculos del ilegítimo gobierno de Nicolás Maduro, con ese esquema de corrupción.
En una primera audiencia en Miami, en la que la Fiscalía de Estados Unidos opinó que se trata de un reo que presenta “peligro de fuga” tras haber batallado tenazmente su extradición desde Cabo Verde (África) por más de una año, el juez John O’Sullivan programó la siguiente vista para el próximo 1 de noviembre.
Saab, quien finalmente fue extraditado el sábado pasado a Estados Unidos, fue conectado desde su celda a la audiencia virtual, como también lo hizo desde su despacho el abogado Henry Bell, que lo representó.
El extraditado, nacido hace 49 años en Barranquilla (Colombia), estaba solo, sin esposas, con vestimenta de reo color naranja y su característica melena suelta.
Durante la breve audiencia por Zoom, que tuvo más de 350 participantes, muchos de ellos periodistas, el fiscal estadounidense Kurt Lunkenheimer anticipó al juez que no recomendará la libertad bajo fianza.
Lunkenheimer recordó que Saab acababa de llegar al país este fin de semana después de “batallar la extradición durante más de 400 días en la República de Cabo Verde”.
El exilio venezolano, que celebró este lunes la extradición a las puertas de la corte federal en Miami, considera que el empresario colombo-venezolano, que sería el testaferro de Maduro, puede ser clave para llevar al ilegítimo presidente y a su cúpula a la Justicia.
“Estoy convencido de que va a delatar a Maduro. Qué sentido tiene sacrificarse por un régimen corrupto si él puede obtener beneficios, él puede tener una condena más baja”, expresó José Colina, presidente de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex).
Saab dijo, sin embargo, en una carta leída en Caracas por su esposa, Camila Fabril, que “no tiene nada que colaborar” con Estados Unidos y que no cometió ningún delito.
Los ocho cargos de los que Saab está acusado desde julio del 2019 en Estados Unidos (siete de blanqueo de capitales y uno de conspiración para cometer ese delito) implican violaciones de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, en inglés), según recordó este lunes el Departamento de Justicia.
Ruptura de diálogos
Los opositores venezolanos, entre ellos Leopoldo López, que estuvo hace dos semanas participando en el Oslo Freedom Forum, en Miami, consideran que Saab es clave para llevar a otros funcionarios venezolanos a la cárcel.
López incluso señaló entonces que Saab desvelará no solo la corrupción en Venezuela, sino en Irán y Rusia.
Para la oposición en Miami, la inmediata reacción del régimen chavista a la extradición de Saab, que el mismo sábado interrumpió los diálogos con la oposición venezolana que se llevaban a cabo en México, es una muestra de la importancia del caso para Maduro.
Saab, señaló Colina, tiene información que “puede permitir ir por otras personas que están involucradas en el caso de corrupción”.
El exiliado aseguró que la intención principal de Maduro en los diálogos era evitar que Saab llegara a Estados Unidos y añadió que Maduro se levantó de la mesa “porque eso ya no tiene para él ningún sentido ni beneficio”.
Según archivos judiciales del caso en Miami, en una carta enviada en enero pasado a Saab por el ministro venezolano de Industrias y Producción Nacional, Jorge Arreaza, el funcionario le pide, por petición de Maduro, no aceptar la extradición voluntaria.
Señala que en su “calidad de Enviado Especial” de hacerse efectiva la extradición a Estados Unidos, debe mantener la información confidencial so pena de enfrentar la Justicia de Venezuela.
Esa carta, a la que tuvo acceso Efe, fue presentada a la corte de Miami por la defensa de Saab como uno de los argumentos sobre inmunidad diplomática que supuestamente ampara a Saab, que se hizo ciudadano venezolano.
Saab ya ha tenido un revés judicial en Miami con el juez Charles N. Scola, que se negó a anular la orden que lo consideraba “fugitivo” y a desestimar la acusación por lavado de dinero.
La defensa de Saab, que apeló ese fallo y espera la respuesta de un Tribunal de Atlanta, tiene ahora como prioridad la audiencia dentro de dos semanas, en la que previsiblemente pedirá la libertad bajo fianza.
Los cargos y el cómplice
La acusación señala que entre noviembre del 2011 y por lo menos setiembre del 2015, Saab y su socio, Álvaro Pulido, que está prófugo, conspiraron con otros para lavar las ganancias de una red de corrupción sustentada en sobornos dirigidos a obtener contratos para realizar proyectos públicos y fraudes al sistema de control de cambio de divisas.
Como resultado del plan, Saab y Pulido transfirieron desde Venezuela, a través de Estados Unidos, aproximadamente US$ 350 millones a cuentas que poseían o controlaban en otros países, de acuerdo con la Fiscalía.
En una aparente respuesta a los argumentos de la defensa de Saab que Estados Unidos no tiene jurisdicción en este caso, el Departamento de Justicia subrayó en un comunicado que las reuniones para promover el pago de los cohechos se llevaron a cabo en Miami y que Saab y Pulido transfirieron dinero relacionado con el plan a cuentas bancarias en el Distrito Sur de Florida.