La victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de Estados Unidos está reavivando esperanzas de un impulso significativo a los recursos del Fondo Monetario Internacional para ayudar a las naciones a combatir la pandemia global.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, pidió en marzo que el Grupo de las 20 mayores economías respaldara un aumento “considerable” en los activos de reserva llamados derechos especiales de giro (SDR, por sus siglas en inglés).
Eso haría eco de una decisión similar en la crisis financiera del 2009, respaldada por EE.UU., el mayor accionista del fondo, cuando Biden era vicepresidente. La Administración del presidente Donald Trump bloqueó una propuesta de emisión de US$ 500,000 millones, criticándola por no estar dirigida a países pobres.
Biden aún no ha hablado sobre la propuesta, pero los aliados la han defendido. El exsecretario del Tesoro Larry Summers, quien asesoró en la campaña de Biden sobre política económica, reiteró en octubre su llamado anterior sobre una emisión de US$1 billón. Summers es un colaborador pagado por Bloomberg.
En julio, la Cámara de Representantes, bajo control demócrata, votó a favor de una asignación de al menos US$ 2.8 billones como parte de un proyecto de ley de asignaciones de defensa más grande que ahora se encuentra en el Senado, bajo control republicano.
“Hay muchos en el pliegue demócrata que han argumentado a favor de una asignación de los SDR”, dijo Mark Sobel, quien trabajaba en el Tesoro de EE.UU. en el momento de la asignación del 2009. “Si bien una asignación tiene sus pros y sus contras, podría ser una buena manera de enviar una señal multilateral de una nueva Administración”.
EE.UU. es la pieza clave en la aprobación de la medida porque la nación tiene 16.5% del poder de voto en la junta ejecutiva de 24 miembros del fondo, casi tres veces más que cualquier otro país. La aprobación requiere 85% de los votos, lo que otorga a EE.UU. un veto de facto.
La oficina de prensa del FMI declinó hacer comentarios y remitió las preguntas a la campaña de Biden. Un portavoz de la campaña no respondió un correo electrónico en busca de comentarios.
Distribución desigual
Defensores de las nuevas reservas argumentan que proporcionarían miles de millones de dólares a países pobres que tienen dificultades para asumir los costos de atención médica y el gasto social en medio de la pandemia.
Opositores, incluido el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin, argumentan que dado que las reservas se asignan a los 190 miembros del FMI de manera proporcional a su cuota, el 70% se destinaría al G20, y solo el 3% iría a los países en desarrollo más pobres.
Los republicanos seguramente seguirán oponiéndose a una asignación SDR, dijo Ted Truman, economista de la Reserva Federal que como asesor del secretario del Tesoro Timothy Geithner trabajó en aras de obtener apoyo para la última asignación SDR. El respaldo de EE.UU. a ese aumento de US$ 250,000 millones fue debatido incluso entre demócratas de la Administración Obama.
Una de las preocupaciones de los críticos y algunos republicanos es que la medida proporcionaría fondos a Gobiernos que EE.UU. ha tratado de retirar del financiamiento.
Un ejemplo es Irán, que el Gobierno estadounidense ha tratado de presionar sobre su programa nuclear y su apoyo a grupos terroristas. Una emisión global de US$ 500,000 millones en SDR daría a la nación acceso a casi US$ 4,000 millones en crédito del FMI.
Pero el Congreso de EE.UU. sería un obstáculo menor si la emisión total de SDR se mantuviera por debajo de aproximadamente US$ 650,000 millones, la cuota actual del FMI de todas las naciones.
Una medida de ese tamaño solo requeriría que Biden consultara con el Congreso, no requeriría la aprobación legislativa, dijo Sobel, quien también se desempeñó como representante de EE.UU. en el FMI al final de la era Obama y el comienzo de la Administración Trump antes de unirse al grupo de expertos mundiales OMFIF.
Cualquier asignación SDR debe estar vinculada a que China y acreedores privados proporcionen alivio de la deuda y transparencia, para asegurarse de que las reservas no solo paguen los préstamos que se les adeudan, dijo Sobel.