La Asociación Nacional del Rifle (NRA) de Estados Unidos enfrenta una dura prueba tras los dos tiroteos del fin de semana, aunque pocos creen que este influyente lobby afloje su presión sobre el Congreso o el gobierno de Donald Trump.
Tras las masacres de El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, el mandatario urgió el lunes a demócratas y republicanos a "unirse" para impulsar controles de antecedentes más estrictos para la compra de armas.
Pero horas después, Trump reiteró lo que muchos consideran un lema de la NRA.
"La enfermedad mental y el odio aprietan el gatillo, no las armas", afirmó el presidente en un mensaje televisado, utilizando una muletilla de la NRA y los defensores de la venta libre de armas de fuego, que afirman que "las armas no matan a las personas, las personas matan a las personas".
La NRA dio la "bienvenida" a ese mensaje presidencial.
Los demócratas reclaman desde hace mucho tiempo estrictos controles de antecedentes, pero los republicanos -y la NRA- se niegan sistemáticamente.
Magullado pero fuerte
La NRA es uno de los grupos de presión más poderosos de Estados Unidos, y pese a una serie de crisis en los últimos meses, mantiene enorme influencia en el Capitolio.
En la primera mitad del año gastó US$ 1.6 millones para cabildear contra un aumento de los controles de antecedentes de los compradores de armas, informó CNBC.
También apoyó la carrera electoral de Trump del 2016 con más de US$ 30 millones, según monitoreos de fondos de campaña.
Entre el 2000 y 2012, la NRA y sus aliados de la industria de armas volcaron US$ 80 millones en campañas políticas, según el Center for Responsive Politics, que investiga ese tipo de aportes.
Pero la NRA sufrió últimamente algunos golpes, incluyendo la salida de su presidente Oliver North debido a disputas por los fastuosos gastos de la asociación y la renuncia la semana pasada de tres de sus directores.
Además, sus finanzas están complicadas: las contribuciones cayeron 21% -más de US$ 26 millones- entre el 2016 y 2017, según cifras de la propia organización.
Una auditoría obtenida por OpenSecrets señala que la NRA tuvo un déficit de US$ 31.8 millones en el 2017, tras un rojo de US$ 14.8 millones el año anterior por su apoyo a la candidatura de Trump.
"Si alguna vez la NRA tuvo un punto débil, es ahora", dijo el congresista republicano moderado Pete King al diario The Hill. "Están debilitados. Y todos nosotros, incluido el presidente, deberíamos aprovechar esa situación".
Algunos republicanos comienzan lentamente a abogar por reformas en las leyes de armas.
El senador republicano Lindsey Graham anunció el lunes que corredacta un proyecto de ley para permitir a las agencias policiales requisar temporalmente armas de fuego a personas sospechosas de ser peligrosas para sí mismas o para terceros.
Pero la mayor parte del campo de Trump se mantiene en silencio respecto a aumentar los controles de antecedentes o prohibir la venta de fusiles de asalto, como los utilizados en las matanzas del fin de semana.
Proyecto encajonado
La Cámara de Representantes, liderada por los demócratas, aprobó un proyecto a comienzos de año para llenar vacíos legales que permiten ventas de armas en ferias o entre individuos sin verificación de antecedentes.
Pero el proyecto yace inerte en el Senado, donde el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, muy bien considerado por la NRA, se niega a someterlo al plenario.
Varios aspirantes a la candidatura demócrata para los comicios del 2020, incluidos el exvicepresidente Joe Biden y el senador Bernie Sanders, condenaron la inacción de McConnell y el aparente consentimiento del presidente.
Trump "decidió estar junto a la NRA, cuyos cabilderos y contribuciones de campaña controlan al Partido Republicano", tuiteó Sanders.
McConnell dijo a última hora del lunes que asignó a tres senadores republicanos para buscar eventuales soluciones a los "recientes asesinatos en masa", aunque su declaración llamó la atención por la falta de mención de las armas.
Tras la masacre del 2018 en Parkland, la secundaria de Florida donde murieron 17 personas, Trump rezongó al Congreso por permitir a la NRA ejercer un "gran poder" sobre ellos, y agregó: "Ellos tienen menos poder sobre mí".
Pero tras una reunión a puertas cerradas con sus líderes, alineó su discurso con la NRA y advirtió que los derechos de los estadounidenses están “sitiados” por los demócratas, pues la tenencia de armas es un derecho constitucional.