Millones de trabajadores en los últimos meses han regresado a sus oficinas equipadas con nuevos protocolos para hacer frente a la pandemia que apuntan a mantenerlos sanos y seguros. Pero los controles de temperatura y las barreras de plexiglás entre los escritorios no pueden evitar uno de los comportamientos más peligrosos para la propagación del COVID-19 en el lugar de trabajo: el deseo irresistible de interactuar.
“Si las personas ingresan a la oficina, es muy raro que estén constantemente a 6 pies [unos 1.8 metros] de distancia”, dijo Kanav Dhir, jefe de producto de VergeSense, una compañía que tiene 30,000 sensores de reconocimiento de objetos implementados en edificios de oficinas en todo el mundo para monitorear la localización de los trabajadores.
Desde que comenzó el brote mundial de coronavirus, la compañía ha descubierto que el 60% de las interacciones entre los trabajadores en Norteamérica viola las pautas de distancia de 1.8 metros de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, mientras que una proporción aún mayor hace lo mismo en Asia, donde las oficinas generalmente son más pequeñas.
La mayoría de las personas que puede trabajar en casa todavía lo está haciendo, y probablemente lo hará, al menos, hasta mediados de 2021. Pero a medida que algunos trabajadores administrativos inician un cauteloso regreso —el reclutador ejecutivo Korn Ferry descubrió que se esperaba que alrededor de 20% de los empleados regresaran a las oficinas después del feriado del Día del Trabajo de EE.UU.—, queda cada vez más claro lo difícil que es hacer que el lugar de trabajo sea seguro. Se está utilizando una gran cantidad de sofisticados sensores e información para desarrollar planes detallados; incluso la preciada inteligencia artificial Watson, de IBM, está involucrándose. En muchos casos, los datos solo pueden verificar lo que debería ser evidente: la oficina moderna, diseñada para reunir a la mayor cantidad de trabajadores posible, nunca tuvo la intención de imponer el distanciamiento social.
Hasta ahora, los esfuerzos por lograr que un gran número de trabajadores regrese a la oficina no han funcionado muy bien. Algunos trabajadores de Goldman Sachs Group Inc. y JPMorgan Chase & Co. dieron positivo después de que regresaron a trabajar, por lo que fueron enviados a casa. Con el aumento de las tasas de contagio, muchas compañías han dicho a la mayoría de sus empleados que trabajen desde casa hasta el próximo año, o incluso para siempre.
Para aquellos empleadores que avanzan con el regreso a la oficina, los sensores que miden la ocupación de las habitaciones están demostrando ser una necesidad, dijo Doug Stewart, codirector de edificios digitales en la unidad de tecnología Cushman & Wakefield, que administra aproximadamente 73 millones de metros cuadrados de espacio comercial en Norteamérica y Sudamérica. La mayoría de las oficinas ya están equipadas con sensores de algún tipo, incluso si se trata solo de un sistema de identificación o cámaras de seguridad. Los que están rezagados con dichas capacidades ahora están luchando por agregar más, dijo.
Estos sistemas se usaban antes de la pandemia para acomodar a la mayor cantidad de personas de la manera más económica, no para limitar la aglomeración en el lugar de trabajo o mantener a los empleados alejados entre sí, dijo Stewart. Con eso en mente, las compañías pueden analizar los datos todo lo que quieran, pero cambiar el comportamiento humano —después de todo, somos criaturas sociales— es más difícil, señaló."El hecho de que la tecnología lo identifique y la analítica lo señale no significa que el comportamiento vaya a cambiar", dijo Stewart.
Debido a que el hacinamiento en las oficinas puede evidenciarse en la calidad del aire, una adecuada ventilación ha reemplazado la comodidad como foco para los administradores de edificios, dijo Aaron Lapsley, quien dirige las operaciones de construcción digital de Cushman junto a Stewart. La medición de la cantidad de dióxido de carbono o la concentración de partículas aéreas puede determinar si es necesario ajustar el flujo de aire o si se debe pedir a algunas personas que abandonen un área específica. Ahora es más probable que los empleados usen aplicaciones de teléfonos inteligentes para recibir alertas y vigilar la salud y la seguridad del edificio, indicó.
Algo tan trivial como ir al baño o a la máquina de café tiene que ser reexaminado, dijo Mike Sandridge, director ejecutivo de éxito de clientes en la unidad de tecnología de Jones Lang LaSalle Inc., que supervisa aproximadamente 464 millones de metros cuadrados de propiedades a nivel mundial. Algunos baños han tenido que ser limitados a una persona y, al pisar un interruptor, se enciende una luz roja para que otros sepan si está ocupado. Cuando esté desocupado, la luz cambia a verde. Las compañías también pueden monitorear si el área de refrigerios se está llenando, dijo.
Para ayudar a que algunos de sus 350,000 empleados vuelvan a sus 150 oficinas en todo el mundo, International Business Machines Corp. está utilizando su solución de inteligencia artificial Watson para analizar datos del uso de wifi para ayudar a diseñar y ajustar la ocupación de la oficina, dijo Joanne Wright, vicepresidenta de operaciones empresariales.
Comprender los hábitos de los trabajadores es más útil si tiene una manera de introducirlos a nuevos patrones. Desde que comenzó la pandemia, Radiant RFID LLC ha vendido 10,000 pulseras que vibran cuando los compañeros de trabajo están demasiado cerca uno del otro. La tecnología fue diseñada originalmente para advertir a trabajadores para que se mantengan lejos de maquinaria peligrosa, no de otras personas. Hasta ahora, las pulseras son responsables de reducir los contactos inseguros en aproximadamente un 65%, dijo Kenneth Ratton, director ejecutivo de la compañía, que fabrica dispositivos de comunicación por radio. En este punto, los datos de más de 3,000 millones de encuentros muestran que el trabajador promedio ha tenido alrededor de 300 interacciones más cercanas a 1.8 metros con una duración de 10 minutos o más.
Nadia Diwas está utilizando otro tipo de tecnología: un llavero inalámbrico que lleva en el bolsillo, creado por su empleador, Semtech Corp., que rastrea sus movimientos e interacciones, lo que lo hace útil para realizar la trazabilidad si alguien se contagia, que es tan importante como advertir a las personas que se están acercando demasiado. La tecnología fue desarrollada originalmente por Semtech para ayudar a dispositivos como termostatos a comunicarse en la llamada internet de las cosas.
La realidad es que las personas aún necesitan trabajar juntas y, si usted ya volvió a la oficina, significa que tendrá interacciones cara a cara, señaló Diwas, quien trabaja en un laboratorio de electrónica con otras dos y, a veces, tres personas. Dice que entra en contacto con más personas en la tienda de comestibles que en la oficina.
“Me hace más consciente y cuidadosa”, dijo Diwas en una entrevista. “La forma en que lo imagino en mi cabeza es que, si ambos estiramos los brazos, no deberíamos tocarnos”.
Para la mayoría de los trabajadores administrativos, la mejor manera de mantener una distancia segura de sus colegas en el futuro previsible seguirá siendo en Zoom.