La ciudad de Detroit, ya vapuleada por la crisis financiera del 2008 y obligada a declararse en bancarrota en el 2013, enfrenta ahora otro enorme desafío: la crisis del coronavirus.
El cierre de sus tres casinos, sus fábricas de vehículos y demás comercios debido a la enfermedad le costará US$ 348 millones en el próximo año y medio, según cálculos de expertos.
El alcalde Mike Duggan advirtió que la municipalidad podría tener que caer nuevamente en un esquema de supervisión estatal si no se toman medidas para amortiguar el golpe, al mismo tiempo que anunció despidos, recortes salariales y reducciones de servicios.
“No podemos simplemente resolver los problemas uno por uno”, declaró Duggan el martes en un discurso televisado, “porque si bien tenemos una crisis de salud, tenemos también la peor crisis presupuestaria en siete años y tenemos que resolver ambas al mismo tiempo”.
En Michigan hay por lo menos 27,000 enfermos de coronavirus y 1,768 fallecimientos, las terceras cifras más altas en Estados Unidos. Los efectos han sido particularmente intensos en Detroit, donde por lo menos 7,020 personas se han enfermado y 424 han fallecido.
En la mayoría de la gente, el nuevo coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. En algunas personas, sobre todos los adultos mayores y las que padecen trastornos de salud subyacentes, puede provocar enfermedades más graves, como la neumonía, e incluso la muerte.
Debido a la enorme cantidad de negocios cerrados y de personas sin trabajo, el estado dejará de percibir millones de dólares en impuestos y tarifas. Detroit, por su parte, quedará privada de unos US$184 millones en impuestos sobre los casinos.
La municipalidad compensará el 80% de esas pérdidas gracias a superávits presupuestarios, reservas de emergencia, fondos de desarrollo urbano y reducciones de algunos proyectos. Ello dejará un déficit de unos US$ 44 millones que será compensado mediante despidos y recortes salariales.
Al tener un déficit presupuestario, la ciudad tendrá que caer nuevamente bajo el control de la comisión estatal que supervisó su salida de la bancarrota entre el 2014 y el 2018. Detroit quedó libre de ese régimen sólo después de haber pasado tres años con las cuentas equilibradas.
“Si vuelve a quedar en funcionamiento esa comisión, serán ellos los que regirán la vida de Detroit”, declaró Duggan.
“Ellos aprobarán nuestros presupuestos, nuestros contratos ... ninguno de nosotros quiere volver a perder la autodeterminación”, agregó.
Detroit es una entre docenos o incluso cientos de ciudades estadounidenses en graves dificultades financieras, señala Doug Bernstein, director de derecho empresarial en la firma de abogados Plunkett Cooney.
“No quiero señalar a Detroit como un ejemplo singular, aparte del hecho de que ya antes ha estado en crisis”, estimó Bernstein.
“De cierta manera Detroit tiene ventaja, aunque sea desafortunado, porque ya han pasado por eso”, añadió.