AFP.- La construcción de las 428 presas hidroeléctricas proyectadas en la cuenca del Amazonas, es decir, tres veces más que el número existente actual, sería devastador para el medioambiente, según un estudio publicado en la revista científica Nature.
"Debemos cambiar la forma en que abordamos esta cuestión" de las presas, afirmó Edgardo Latrubesse, profesor de la Universidad de Texas, cuyo equipo elaboró un "índice de vulnerabilidad medioambiental" de estos proyectos.
"Estamos destruyendo masivamente nuestros recursos naturales, hay que hallar rápidamente alternativas para un desarrollo sostenible", subrayó.
La red de afluentes del río Amazonas es la más amplia del mundo. Alimenta la principal concentración de biodiversidad del planeta, que quedaría privada de nutrimentos si todos estos proyectos se materializaran.
Dos enormes presas recientemente edificadas en el río Madeira, abundante en peces, obtienen por ejemplo una puntuación alarmante según este índice: erosión, contaminación, sedimentos atrapados… Y sin embargo, únicamente para este río están programadas 25 construcciones más de este tipo.
Uno de los impactos más preocupantes es la pérdida de sedimentos río abajo.
"Es un gran problema para los deltas densamente poblados, que ya están confrontados a la elevación del nivel del mar debido al cambio climático, y se hunden poco a poco en todo el mundo", manifestó.
El mantenimiento del lodo es esencial además para preservar los manglares y los bosques, que albergan muchas especies y protegen las tierras y las costas de las grandes olas generadas por las tempestades.
Estudios anteriores mostraron que los cambios en la circulación de sedimentos procedentes de la cuenca del Amazonas en dirección del Atlántico afectarán los regímenes pluviales y tempestuosos de la región, incluso hasta en el Golfo de México.
El planeta cuenta con más de 58,500 grandes presas de más de 15 metros de altura o que retienen más de tres millones de metros cúbicos de agua. El 40% de ellas se concentran en China, Estados Unidos e India.
"Las miles de presas construidas desde mediados del siglo XIX cambiaron completamente la fontanería de nuestro planeta", dijo James Syvitski, especialista de la evolución de la superficie terrestre, en la Universidad de Colorado.
Las presas más modernas logran minimizar los impactos sobre la fauna o gestionar mejor los sedimentos que poco a poco llenan los depósitos y acaban por volverlas ineficaces.
"Pero estas medidas cuestan dinero y reducen la rentabilidad de la inversión", según Syvitski.