Redacción Gestión

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Por Aldo Ferrini

Durante las últimas semanas han coincidido en Lima por lo menos tres grupos de trabajo que están asesorando a distintos entes reguladores y supervisores en la evaluación del mercado de capitales en el Perú. El diagnóstico es bastante evidente: el es ilíquido, poco profundo, costoso y, claramente, no ha evolucionado al mismo ritmo que nuestra economía. Hacen bien, entonces, los reguladores y supervisores en buscar asesoría en aras de darle más bríos a nuestro mercado.

En los últimos doce meses, la (BVL) negoció en promedio US$ 15 millones diarios, muy por debajo de nuestras pares colombiana y chilena, que negociaron US$ 110 millones y US$ 180 millones en promedio, respectivamente. Si lo ponemos en términos relativos, mientras nuestra bolsa negocia al año menos del 2% del PBI, en Colombia se supera el 7% y, en Chile, el 15% del PBI. Nuestra historia de ofertas públicas es incluso más desalentadora.

Por otro lado, si bien la renta fija ha tenido un año bastante más activo y han salido al mercado nuevos emisores (Volcan, Grupo Aje, entre otros), la mayoría ha optado por emitir en el mercado internacional en lugar del local. A pesar de que esto último es un comportamiento recurrente en la región, se ve más frecuentemente en nuestro mercado.

Se han discutido posibles soluciones al problema en muchos foros de opinión. La mayoría coincide en que los costos de transacción de la BVL son altos, que se debe dar mayor flexibilidad e incrementar el límite en el extranjero a las AFP, que se debe facilitar el acceso al mercado a medianas empresas, y que se debe promover un mercado de derivados, entre otras propuestas.

Aunque estos elementos son importantes, son solo complementarios a la solución estructural. El principal problema, en mi opinión, es que la demanda de activos está muy concentrada en pocos partícipes. Lo que se debe buscar es ampliar el mercado e incentivar una mayor participación de personas naturales, ya sea de manera directa o a través de fondos mutuos. El mercado de capitales se debe convertir en un mecanismo de ahorro de largo plazo para los peruanos. El hecho de que más del 90% de las inversiones de los fondos mutuos esté en activos de renta fija es un indicador que debe llamar la atención de los consultores.

Estoy seguro de que ellos están mirando las historias más exitosas de nuestros vecinos para evaluar cómo adaptarlas al mercado peruano. Creo que dos de esas experiencias son replicables. Primero, brindar beneficios tributarios al ahorro de largo plazo mediante el mecanismo de descuento de planilla, lo que también incentivaría la formalidad. Segundo, promover activamente (otorgando descuentos de largo plazo) la participación ciudadana en las ya anunciadas ofertas públicas de empresas del Estado, tales como Petroperú.

Ojalá las distintas entidades interesadas en la reforma y sus respectivos consultores logren producir recomendaciones alineadas y coordinadas. Para obtener crecimientos de nuestro PBI de más de 6% en el tiempo, se necesita capital y qué mejor fuente de este que el mercado de valores.