En las últimas semanas los gigantes europeos del petróleo y el gas se han comprometido a avanzar hacia la neutralidad carbono, pero aunque caminan en la dirección correcta, aún les queda un largo camino por recorrer, según analistas.
Varias empresas europeas, incluyendo la española Repsol, la británica BP, la angloholandesa Shell o la francesa Total, han prometido alcanzar la neutralidad carbono de aquí al 2050.
"Hay una carrera para mostrar una buena imagen y ejemplaridad frente a las exigencias de la sociedad, a la urgencia climática y a los requerimientos de algunos inversionistas y accionistas", apunta Marc-Antoine Eyl-Mazzega, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
Pero los compromisos difieren mucho según la empresa. Muchas se centran principalmente en las emisiones de sus propias operaciones, pero son más o menos ambiciosas cuando se trata de tomar en cuenta el petróleo quemado por el consumidor final, por ejemplo en los automóviles o la aviación, que representan la mayor parte de las emisiones del sector.
Total promete una neutralidad en este perímetro, conocido como "scope 3", que incluye todas las emisiones indirectas que se producen en la cadena, pero sólo en Europa.
"Una aberración", para Greenpeace y Reclaim Finance, ya que "en un futuro sus actividades tendrá lugar principalmente fuera de Europa".
"Europa pesa un 60% de las emisiones (scope 3) de Total", insiste por su parte el gigante francés. "Es un esfuerzo considerable y no es ni una aberración, ni despreciable".
“No son responsables”
"Las empresas consideran por lo general la huella carbono en la producción, no en el consumo o, de manera más general, a lo largo del ciclo de vida del producto", señala Stefan Ambec, que dirige el Centro de Energía y Clima de la Escuela de Economía de Toulouse (TSE).
"Los petroleros son como traficantes de armas que no son responsables de su uso en las guerras", estima.
La descarbonización "scope 3" "es muy difícil porque pone en duda las inversiones que se hacen en la fase inicial (exploración y producción), a menos que existan estrategias para la compensación masiva de las emisiones", añade Eyl-Mazzega.
La neutralidad requiere que las emisiones se compensen mediante la absorción de gases de efecto invernadero a través de "sumideros de carbono" como bosques o sistemas de captura y almacenamiento de CO2.
Los grupos petroleros están apostando masivamente por esta tecnología, pero aún es muy costosa.
Fenómeno europeo
Aunque imperfectas, las promesas de neutralidad carbono de estas empresas, son por ahora esencialmente un fenómeno europeo.
"Las grandes empresas estadounidenses no hacen nada o muy poco para luchar contra el cambio climático. Siguen la misma estrategia que la industria tabacalera", dice Eyl-Mazzega.
"La presión es más fuerte en Europa", explica Ambec, tanto por parte de los consumidores, como de los inversores, los empleados y los reguladores.
La Transition Pathway Initiative (TPI), un grupo que representa a inversores con activos por valor de casi US$ 19 billones, analizó las promesas de estos grandes grupos europeos.
Les felicitó, sobre todo a Shell y al italiano Eni, por los esfuerzos que han hecho pero estimó que ninguna empresa ha ido lo suficientemente lejos.
“Se necesita una descarbonización más ambiciosa para alinearse con un escenario de 1.5° o incluso 2°C” de calentamiento global, estima Adam Matthews, copresidente de TPI.