Hace un par de años, cuando empezó la operación de Juana, solamente se encontraban unas cuantas marcas de cannabis medicinal a nivel local. Ahora, ya se han acumulado entre 30 a 40 marcas, según Cañaveral (Foto: Archivo GEC).
Hace un par de años, cuando empezó la operación de Juana, solamente se encontraban unas cuantas marcas de cannabis medicinal a nivel local. Ahora, ya se han acumulado entre 30 a 40 marcas, según Cañaveral (Foto: Archivo GEC).

Mariana Castillo Celis

Lucha Startup Studio

En el programa pasado de “La Nueva Empresa”, Felipe del Águila, cofundador y líder del Área Legal de Cañaveral y Coqui Augustin, líder de Marketing de Cañaveral, ofrecieron detalles sobre la aplicación del marco legal para la industria del cannabis medicinal.

“La Nueva Empresa” es el espacio de capitalismo consciente de Lucha Startup Studio y la marca Gestión, que es difundido quincenalmente en redes sociales los días miércoles desde las 4 pm. En esta oportunidad, el programa, en su edición No. 26, trató sobre la empresa Cañaveral, un emprendimiento de Lucha, y la legislación en torno al cannabis.

La industria del cannabis sigue siendo un tema controversial debido a los estereotipos relacionados a esta planta. No obstante, Augustin menciona que en países como Estados Unidos, Canadá y Alemania, que lideran esta industria, esta creencia cada vez es menor. Además, el mercado viene creciendo significativamente, incluso en Latinoamérica. “Hace un par de años, cuando empezó la operación de Juana, solamente se encontraban unas cuantas marcas de cannabis medicinal a nivel local. Ahora, existen muchas más, ya podemos hablar de entre 30 a 40 marcas. Asimismo, se observa una mayor aceptación a raíz de todos los estudios que hay detrás de los productos de CBD y los logros que vienen teniendo en el ámbito medicinal”, explica el líder de Marketing de Cañaveral.

Marco legal

Del Águila, por su parte, sostiene que a nivel global la legislación de la industria de cannabis es muy parecida, la diferencia está en la implementación que se da en cada país. “Perú copia un tanto las legislaciones de otros países como Colombia o EE.UU., en donde lo que varía es el límite. Lo que ha hecho la regulación a nivel mundial es separar los químicos que arroja la planta, los cuales se conocen como cannabinoides y son alrededor de 100. La regulación a nivel mundial ha dejado de lado el más conocido de estos cannabinoides: el componente psicoactivo THC”, indica.

Agrega que a aquellas plantas que tengan este componente las han denominado cannabis medicinal y aquellas que no lo tengan suelen ser tratadas con mayor libertad. Por ejemplo, es el caso de suplemento alimenticio o una medicina alternativa.

“El país cuenta con una muy buena regulación a partir de la promulgación del decreto supremo No. 005-2019-SA. Se puede decir que hay una ley clara que plantea bien el ejercicio, pero lo que no hay es una buena implementación de la ley. Si bien la ley habla del cannabis medicinal/industrial todavía en el Perú no vemos ninguna iniciativa relacionada al industrial porque no hay claridad respecto a eso”, manifiesta.

Del Aguila sostiene que en el cannabis medicinal hay una fiscalización muy de cerca de todos los productos, si se desea sacar un registro sanitario para un producto de cannabis puede demorar entre nueve a 12 meses, a diferencia de otro producto en el que demora solo dos.

Por su parte, Augustin menciona que este retraso impacta en el crecimiento de las marcas. “Todos sabemos cómo se ha satanizado a la planta por diferentes motivos. Entonces, construir una marca es una tarea titánica porque uno se enfrenta a todo ese bagaje negativo que trae el hablar de cannabis. Entonces, las personas comienzan a tener muchísimas dudas respecto a los productos y a su comercialización. Esto hace más difícil penetrar en el mercado y generar industria y que sean de libre comercio o de fácil acceso”, enfatiza.

Si bien la crisis mundial ha impactado en la industria del cannabis, se observan grandes oportunidades para el desarrollo de este producto en el Perú. “Se debe mencionar que los voceros de la industria del cannabis han pasado a ser corporativos de farmacias o grandes corporaciones farmacéuticas. No obstante, nos estamos olvidando que el Perú es un país agricultor por excelencia. No solo por la cantidad de climas y el suelo, sino por la reputación que hemos ganado en este terreno. Es decir, el cannabis podría convertirse en un ingreso considerable para nuestros agricultores y podría posicionarnos como líderes en la industria a nivel global”, expresa Del Aguila.

Planes

Los productos de cannabis tienen un impacto positivo en el bienestar de sus consumidores, pues poseen propiedades paliativas. “Más que enfermedades hay que hablar de afecciones. En Cañaveral tenemos tres líneas de productos: hidratante, relajante y otra analgésica. Dos tipos de productos, uno que ayuda para dolencias más superficiales, cuando uno se golpea, cuando hace excesivo desgaste físico, desgaste muscular, calambres, dolores y torceduras. Esa misma línea actúa para afecciones más profundas como la tendinitis, artritis. Además, también ayuda a tratar el estrés, insomnio, la ansiedad”, sostiene Augustin.

El objetivo de Cañaveral es desestigmatizar el cannabis. En ese sentido, lo que están haciendo sus ejecutivos para liberalizar a la planta es crear marcas que traten de educar a los potenciales consumidores. “La primera marca que creamos es Juana, la cual con mucha suerte ha tenido éxito. Actualmente hemos establecido una alianza con Teoma y a través de su red de mercado estamos comercializando los productos de CBD, ahora llegamos a más de 12 provincias a nivel nacional. La marca que estaremos lanzando pronto es Cannasol, la cual tiene una perspectiva médica. Por ello, nos estamos aliando con clínicas peruanas para que puedan implementar los productos en sus programas de salud mental”, cuenta Augustin.