El peso argentino se desplomó en los últimos días. (Foto: Reuters)
El peso argentino se desplomó en los últimos días. (Foto: Reuters)

RIESGOS QUE ACECHAN. Tras una fuerte depreciación del peso, Argentina ha iniciado negociaciones con el Fondo Monetario Internacional en busca de una línea de crédito preventiva de hasta US$ 30,000 millones.

Descoordinaciones en política fiscal y monetaria han acentuado las preocupaciones entre los inversores, que vieron desde fines del año pasado cómo el banco central, en su “lucha contra la inflación”, subía y bajaba su tasa de referencia y al mismo tiempo elevaba su meta inflacionaria.

El banco central argentino intentó hacer frente al alza del dólar utilizando sus reservas, pero tras haberse desprendido del 10% de estas, optó por elevar drásticamente su tasa de interés, lo cual en situaciones normales debió frenar la depreciación del peso. Pero la desconfianza ya estaba instaurada y el peso acentuó su caída. En lo que va del año, la moneda rioplatense ha caído alrededor de 18% frente al dólar.

Asimismo, el plan de corrección gradual para los desequilibrios fiscales del presidente Mauricio Macri no ha dado los resultados esperados, en momentos en que se prevé tasas de interés más altas en países desarrollados que alientan la salida de capitales en países con mayor nivel de riesgo.

La ayuda del Fondo Monetario por sí sola no resuelve los problemas de Argentina. Básicamente, le ofrece un tiempo para poder solucionar los desequilibrios existentes, y allí entra a tallar la disposición del Gobierno de tomar medidas correctivas que había evitado y que, sin duda, van a tener un costo político, más aún cuando los acuerdos con el FMI suelen traer malos recuerdos para los argentinos.

En busca de darles señales de corregir el rumbo, el Gobierno ya ha anunciado que acentuará su lucha contra el déficit fiscal, llevando su meta objetivo a 2.7% del PBI para este año, desde el anterior 3.9%.

Los mercados por ahora parecen haberse calmado, pero la duración de dicha calma dependerá inicialmente de los resultados de la negociación con el FMI y de las exigencias a las que puede venir atado un nuevo programa de crédito. El riesgo está en que el Gobierno ceda a las presiones populistas tan comunes en ese país.