En el ámbito laboral, no solo importa lo que decimos, sino también lo que evitamos decir. Las palabras que elegimos en nuestras interacciones diarias pueden influir significativamente en cómo somos percibidos por nuestros colegas y superiores. Según CEOs, psicólogos y expertos en lingüística, los colaboradores más exitosos son aquellos que evitan ciertas frases que, aunque comunes, pueden tener un impacto negativo en su carrera y en la cultura organizacional.
En el entorno laboral, nuestras palabras tienen un poder inmenso. Las frases que elegimos evitar pueden ser tan importantes como las que decidimos decir. Al optar por un lenguaje que refleje proactividad, apertura al cambio y una mentalidad de crecimiento, podemos no solo mejorar nuestra reputación profesional, sino también contribuir positivamente a la cultura de nuestra organización.
1. “Es lo que hay”
Esta frase, aunque parece inofensiva, puede ser interpretada como un signo de apatía o resignación. Cuando un colaborador dice “es lo que hay”, lo que realmente está comunicando es una falta de interés en buscar soluciones o mejorar una situación. Según el lingüista y profesor asociado de la Universidad de Columbia, John McWhorter, esta expresión puede destruir la confianza que otros depositan en ti, ya que transmite la idea de que no estás dispuesto a esforzarte más allá de lo mínimo necesario.
En lugar de decir “es lo que hay”, los expertos sugieren adoptar una actitud más proactiva. Por ejemplo, podrías decir: “Reconozco la realidad de la situación, pero estoy dispuesto a trabajar en posibles soluciones”. Esta simple reformulación no solo muestra tu disposición para enfrentar desafíos, sino que también refuerza tu compromiso con el éxito del equipo.
2. “Así es como siempre lo hemos hecho”
En un mundo laboral en constante cambio, la flexibilidad y la disposición a aprender son cualidades altamente valoradas. Decir “así es como siempre lo hemos hecho” puede dar la impresión de que te resistes al cambio y a nuevas ideas. Jason Buechel, CEO de Whole Foods, advierte que esta mentalidad puede ser un gran obstáculo para el crecimiento personal y profesional, ya que limita la capacidad de adaptación a nuevas circunstancias y desafíos.
En lugar de aferrarse a métodos antiguos, es más beneficioso mostrar curiosidad y apertura hacia nuevas formas de hacer las cosas. Una mejor alternativa podría ser: “Estoy dispuesto a considerar nuevas perspectivas y adaptar nuestro enfoque si es necesario”. Este enfoque no solo demuestra tu interés en la mejora continua, sino que también puede abrir la puerta a innovaciones que beneficien a toda la organización.
3. “Nunca podré hacer esto. ¿Para qué intentarlo?”
La mentalidad con la que enfrentamos los desafíos diarios en el trabajo puede determinar nuestro éxito a largo plazo. Decir “nunca podré hacer esto” no solo limita tus propias posibilidades, sino que también puede afectar la percepción que otros tienen de ti como un profesional capaz. La psicóloga y conferencista de Yale, Emma Seppälä, enfatiza que el cerebro humano tiene una capacidad increíble para aprender y adaptarse a lo largo de toda la vida. Por lo tanto, abordar nuevas tareas con una mentalidad de crecimiento es esencial.
En lugar de rendirte antes de intentar, considera adoptar un enfoque más positivo y constructivo. Una frase como: “Necesito más práctica para dominar esto, pero estoy dispuesto a aprender”, puede transformar una actitud derrotista en una oportunidad para el crecimiento personal y profesional. Este cambio de perspectiva no solo te permitirá mejorar tus habilidades, sino que también te posicionará como un colaborador resiliente y comprometido con su desarrollo.
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