Son varias las razones para hacerse de un vehículo, y estas deben analizarse dentro de un marco de opciones financieras que ofrece el mercado a la par de una evaluación de las posibilidades que se manejan para optar por cada una de ellas. En ese sentido, ¿cuál opción de financiamiento a elegir?
“La decisión de cuál modalidad de financiamiento usar, estará sujeta a la condición económica y laboral, pero también las necesidades y el uso que finalmente de le se dará al vehículo”, señaló Jorge Ojeda, docente de la facultad de Negocios EPE de la UPC.
Crédito vehicular
En primer lugar, señaló Ojeda, un crédito vehicular está diseñado para una persona que tenga un ingreso fijo o trabaje de forma dependiente, pues en base a ello se le puede ofrecer una tasa de interés.
Dentro de ese escenario, si se tiene la necesidad de un vehículo en el corto plazo, sea para uso personal o trabajo, esta sería la opción a considerar. “Si puedo acceder a un crédito vehicular y necesito mi auto en un corto lapso de tiempo, esta sería la opción ideal”, afirmó.
En el mismo sentido, Piero Patrolongo, CEO de Lizigo, señaló que, si la expectativa del cliente es tener el auto en menos de 30 o 60 días, entonces la opción del crédito vehicular es finalmente la ideal.
Fondos colectivos
Según César Antúnez de Mayolo, gerente central de Comercialización de Pandero, empresa administradora de fondos colectivos, este instrumento está sobre todo destinado para personas que no pueden trabajar con un banco.
Un fondo colectivo vehicular es un grupo de personas que desean financiar un auto con la promesa de ser entregado al finalizar el pago de la cuota, o de manera anticipada a través de un sorteo o por remate. Cada una de estas personas elige el monto que desea financiar y comienza a pagar una cuota mensual durante, por lo general, 60 meses. Los vehículos se entregan por sorteo o por remate (anticipo de cuotas para acceder a una opción).
“Se ve mucho dentro de nuestros registros a jóvenes que proyectan tener su primer auto, o negocios o emprendimientos pero que no puedan acceder al crédito y requieran de un vehículo en particular. En este punto se debe considerar que los fondos colectivos no exigen una cuota inicial y no cobran intereses, aunque sí tienen un costo por administración. Un crédito vehicular para una persona que no tenga un amplio historial crediticio va a ser bastante más caro que el fondo colectivo”, mencionó.
Asimismo, señaló Antúnez, este financiamiento sería ideal para personas que, a pesar de estar aptos para un crédito vehicular a través de un banco, no quieran hacerlos por no “recargar” su línea de crédito.
“Hay casos de personas que quieren un crédito hipotecario, pero también un auto. En ese caso, para no sobrepasar su capacidad de pago ante el banco, optan por prevalecer uno u otro. En estos casos, un fondo colectivo sería una buena opción para ir financiando con miras a rematar cuotas luego”, afirmó.
Ojeda mencionó que, en cuanto a condición del cliente, este tipo de créditos podría ser tomado sobre todo por personas que no tengan prioridad crediticia en una entidad financiera, o aquellas que no son dependientes. En cuanto al perfil, aquellas que sí tengan planeado comprar un vehículo, pero que no tengan la necesidad de que sea en el corto plazo, pueden optar por la modalidad.
“Hay personas jóvenes que quieren comprar un vehículo, pero no tienen recursos para una inicial, no tienen un historial crediticio sólido, y realmente no lo necesitan de manera inmediata, en ese caso pueden iniciar su ahorro a través de un fondo colectivo. Asimismo, hay personas que planean renovar su vehículo en unos años y encuentran en esta modalidad algo que calce en sus necesidades, pues mantendrían su auto los años que restan hasta adquirir el nuevo a través del fondo colectivo”, afirmó.
Leasing vehicular
Por su parte, el CEO de Lizigo indicó que para empresas el financiamiento a través del leasing sería idóneo, pues tendrían un beneficio tributario a través de la depreciación acelerada pues el vehículo tiene una depreciación contable más rápida, el descuento es mayor y, por lo tanto, se pagan menos impuestos.
El leasing es un contrato de alquiler con opción de compra. El detalle del financiamiento es que, cuando termina el contrato, el cliente puede adquirir el activo por un porcentaje del valor de compra establecido al inicio.
Agregó que, normalmente, los usuarios de leasing son empresas que quieren adquirir flotas de vehículos y que requieren una flexibilidad en cuanto a los pagos. En ese sentido, este producto financiero ofrece una estructuración del crédito sujeto a las necesidades de los clientes. Por ejemplo, si hay empresas que quieren pagar el 50% adelantado de una flota, y el saldo restante en tres o más años, sí existe esta flexibilidad de pago en el marco del leasing.
“Para empresas, un leasing a tres o cuatro años es más beneficioso que un crédito tradicional, por la flexibilidad y el beneficio tributario. Este beneficio tributario no se ve reflejado como un valor agregado importante para personas naturales. Sin embargo, a pesar de que este producto financiero aún no está siendo muy impulsado para personas, hay una oportunidad importante para taxistas que tienen la necesidad de trabajar y no acceden a un crédito vehicular regular”, afirmó.
Dato
- En el caso del leasing para empresas, mayormente se demanda vehículos utilitarios para el transporte de productos o mercadería, como minivans.
- El remate es una suerte de subasta, en donde el asociado o cliente que lo desee presenta en “sobre cerrado” una oferta de anticipo de cuotas, los que más ofertan ganan y pagan.