Posición. “No se nos ocurre no responder un mensaje un fin de semana. Esto es parte de nuestra vida”. (Foto: Diana Chávez)
Posición. “No se nos ocurre no responder un mensaje un fin de semana. Esto es parte de nuestra vida”. (Foto: Diana Chávez)

Cuando tenía 23 años, Ana Fernández Orozco dejó un puesto relativamente estable en la Cámara Argentino-Alemana para apostar por un proyecto que en ese entonces se hallaba en pininos: Big Box. Ahora, como cabeza visible de la compañía a nivel regional, asegura haber dado el salto correcto en el momento adecuado.

- ¿Se lo pensó mucho antes de apostar por este proyecto?
Fue todo un desafío, de hecho lo analice bien. En ese momento tenía 23 y me dije por qué no arriesgar ahora y me gustó sobre todo el concepto, el hecho de regalar diferente. Aparte pensé: “Si esta gente consiguió hacer convenio con los mejores restaurantes o spas de la Argentina, algo bueno debe salir”. Y no me equivoqué.

- ¿Cómo es la dinámica del día a día para una líder regional?
Me apoyo mucho en la hiperconexión. Tenemos charlas vía Skype, WhatsApp, email. Pero también viajo entre 3 y 4 veces por año a cada país. Creo que ahí la clave es tener un líder o representante local, un nexo que fidelice al equipo y te mantenga al tanto sobre qué se está trabajando y después puedas transmitirle tus herramientas de liderazgo. Es como si te replicaras en cada mercado.

- ¿Es sencillo organizarse para no caer en lo workaholic?
Yo arranqué cuando la empresa comenzó a contratar gente, si bien no soy dueña, la siento propia, como varios de los que somos de la primera camada y aún estamos. Entonces para nosotros es normal hablar de BigBox 24/7.

- ¿Qué aprendizajes podrías rescatar desde su experiencia?
Nos ha ido bien, pero nos hemos equivocado mucho. Hay una frase “no importa meter la pata sino qué tan rápido la sacas”. Y es que los errores que hemos cometido nos ha ayudado a mejorar, cambiar procesos, medir más. La experiencia se construye con aciertos y desaciertos.

- ¿La medición es la nueva llave?
Siempre decimos que lo que no podemos medir no podemos mejorar, así que ahora estamos midiendo todo constantemente, de hecho tenemos a una persona dedicada a Business Intelligence.

- ¿Qué sucede cuando algo no sale como se tenía planteado?
Trato de descubrir dónde estuvo el error, no para responsabilizar ni culpar a nadie, sino para ver qué parte de la cadena no está funcionando. De ahí suelo tener una reunión y evaluar las herramientas preventivas, no reactivas.

- ¿Cómo buscas espacios de distensión?
Entreno funcional, cerca de la oficina en Buenos Aires.Cuando salgo, voy con gente de la oficina. Lo bueno es que cuando son personas tan cercanas uno empieza a trabajar con amigos, eso también es interesante. También me gusta comer fuera. Vivir experiencias.

- ¿Cambia un poco la dinámica cuando el colega se convierte en amigo o viceversa?
Lo sabemos diferenciar muy bien. Dentro de la oficina somos colegas y tenemos que actuar como profesionales, y ya después de las 6 podemos salir y tomar unos tragos y divertirnos. Creo que también el crecimiento de la empresa ha estado dado por eso, que somos metódicos.

- ¿Qué atributos debería tener un ejecutivo que quiera trabajar en esta industria?
La principal habilidad es la capacidad de adaptación. Diría que las habilidades blandas pesan un 70%, el resto corresponde a las duras.

- ¿Hay que ser muy minucioso?
No sé si soy tan detallista. Como sede recibimos mucho de lo que cada país nos dice, no es que hay una bajada sin consultar previamente qué funciona y qué no. Pero me gusta transmitir una visión más macro e ir monitoreando dos o tres metas. Esto antes que poner minidetalles o miniobjetivos que tal vez después se pierdan.