En ocasiones hay que sufrir a aquellos que deciden ser diferentes en el terreno profesional (o que se esfuerzan por parecerlo), y que hacen uso de ciertas poses que, en muchas organizaciones, valen más que la eficacia.

Esto puede convertirse en una estrategia ganadora si lo que pretendes es destacar. Pero cabe preguntarse qué ocurre cuando el ejecutivo "diferente" olvida que lo importante son los objetivos que se han de conseguir.

Fuera de las normasUna investigación de la escuela de negocios de la Universidad de Harvard revela que "destacarse de manera distintiva puede brindar un aire de influencia".

Y, según The Wall Street Journal, ser o ir diferente pueden beneficiar a ciertos profesionales en determinadas situaciones. La explicación: seguir las normas es fácil y seguro, pero estar dispuesto a desviarse puede dar ciertas ventajas.

No hay nada de malo en tratar de conseguir que te perciban como alguien mejor que el resto de competidores. En un mundo profesional sobreestimulado hay que llamar la atención como sea. De nada sirve ser útil si eres invisible. La clave está en reinventarse de manera regular, pero con una estrategia adecuada.

La primera condición que debe cumplir un producto, un candidato o un empleado para ser elegido, es ser útil. La clave es generar resultados o transmitir la impresión de que puedes conseguirlos.

Recuerde: de poco sirve decir que eres el mejor candidato para ocupar un puesto o que mereces ascender más que tus compañeros si no ofreces pruebas de que haces lo que prometes.

Las clavesMercado sobrepoblado. Ser distinto es una necesidad, ante la evidencia de que hay profesionales preparados para cumplir con lo que demandan las empresas.

Promesa. Si su perfil genera expectativas, está obligado a generar resultados.

Regla. Evitar sobrevalorar la apariencia de un candidato.

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