Predilección. El ejecutivo señala que prefiere la literatura antes que recurrir a las lecturas sobre la industria en sus horas libres. (Foto: Diana Chávez)
Predilección. El ejecutivo señala que prefiere la literatura antes que recurrir a las lecturas sobre la industria en sus horas libres. (Foto: Diana Chávez)

Jean-Pierre Cecillon es el hombre detrás de Kingston para Sudamérica. Aunque en sus inicios su acercamiento al sector fue por el lado logístico para más tarde explorar otras industrias, su retorno a la tecnológica se concretó con el liderazgo de los mercados de Cono Sur. En el presente no solo es cabeza de varios territorios, sino también un apasionado coleccionista.

¿Cómo es el desafío de estar a cargo de varias plazas?
Creo que con el apoyo de los partners comerciales es más fácil el acercamiento a los diferentes países. Lo principal es saber amoldarse a las culturas locales, considerar su opinión y expertise.

¿Qué cualidades necesita un ejecutivo en esta industria?
En Kingston hay factores importantes. Uno es ser bastante disciplinado. Somos muchos ejecutivos trabajando home office y eso demanda una gran flexibilidad con el uso de tus horarios y también disciplina. Otro factor es saber trabajar en equipo.

¿Cómo es su estilo para liderar?
La confianza es una palabra fuerte y que me gusta. Aprendí a través de mi jefa a darle el espacio a cada uno de mis country managers. Son muy pocos los puntos que no son negociables o que no delego, que son más bien relativos a lo contractual, para el resto, sigo y escucho sugerencias.

¿Confiar para delegar?
Creo que el liderazgo que funciona es el que deja hacer. Lo que tiene sus costos porque muchas personas nuevas se equivocan, pero nosotros no castigamos el error de manera muy dura.

¿Esta es una industria en que puede desconectarse al menos durante vacaciones?
Siempre se dice que hay que desenchufarse totalmente en ese periodo. Pero tengo mi receta personal: el desenchufe al 100%, cuesta caro el regreso. Esto es, si no tienes ningún contacto con tus emails o emergencias. Procuro un mix saludable.

¿De qué actividades disfruta fuera de la oficina?
Juego tenis porque el fútbol lo dejé hace ocho años. Hoy mi deporte preferido pasa por la televisión, soy muy seguidor de equipos de fútbol y de básquet de Los Ángeles. Fuera de eso, me gusta mucho la lectura y el cine. También tengo un pequeño vicio: las colecciones.

¿Qué tipo de coleccionista es?
Tengo una colección bastante linda de las tapitas de metal que vienen sobre el corcho del champagne y espumantes, y que normalmente tienen grabadas unas figuras. De hecho tengo cajitas especiales para almacenarlas y que compro en Francia.

¿Cómo surgió esta afición?
Por la filatelia, que es algo que en los últimos tiempos viene en extinción. Ahora me considero un coleccionista profesional.

¿Qué es lo más importante para un coleccionista?
No transformarse en un juntador, y tener objetivos para seguir con el hobby porque no hay espacio que aguante para seguir con demasiadas cosas. Siempre digo que no hay que confundir juntar cosas con coleccionar. Hay que tener disciplina. Las colecciones solo tienen un sentido si son limitadas.

¿Cómo ha perfeccionado su colección?, ¿la ha contabilizado?
Tengo cajitas especiales. Las de champagne las pongo sobre terciopelo rojo y otros espumantes en azul, así quedan lindas. Ya tengo unas 200.

¿Por qué lecturas se inclina?
Me gusta literatura. Hablo varios idiomas, sobre todo uso el castellano e inglés, pero para mantener el francés y el portugués la lectura es aliada. Acabo de leer un libro sobre historia de Lava Jato en portugués y ahora estoy con literatura francesa. Trato de alternar.

¿Ha tenido algún acercamiento a la literatura peruana?
Sí, mi hija me regaló hace poco “La ciudad y los perros” porque siempre le hablé de Mario Vargas Llosa, pero solo lo he leído en portugués y ahora tengo que leerlo en castellano.

¿Es un pendiente?
Claro. Al igual que otro libro de mi adolescencia que me encantó, aunque no conocía de Perú, “Conversación en La Catedral”. Este también lo leí en portugués y me marcó. Mi hija lo leyó en castellano, así debo leerlo de nuevo, siempre es lindo leer en idioma original.