Cuando las marcas adaptan sus productos para alcanzar alto puntaje con Parker, se dice que se han “parkerizado”.
Cuando las marcas adaptan sus productos para alcanzar alto puntaje con Parker, se dice que se han “parkerizado”.

Sus rankings pueden gustar o no, pero lo cierto es que no dejan a nadie indiferente. Robert Parker es en el mundo vitivinícola un gurú, un juez implacable, una medida, un rey Midas y más.

Sus puntajes pueden hundir la posición de un vino o elevar su precio a cifras increíbles. En 1990, un vino francés se hizo con 100 puntos Parker. La caja, que se vendía entre US$ 250 y US$ 300, llegó a costar US$ 3,000 después de su veredicto.
Pero no siempre fue así.

Inicios y medidas

La primera escala para calificar vinos fue elaborada por la Universidad de California en 1959. Se trataba de un sistema de 0 a 20 puntos que, a pesar de las buenas intenciones, no tuvo éxito. Lo que sí revolucionó el mundo de las bodegas y vitivinicultores ocurrió casi dos décadas después.

Robert Parker, nacido en 1946 en Estados Unidos, era un graduado de la carrera de Historia y Derecho que llevaba 11 años trabajando en el departamento legal de un banco. Algo, sin embargo, parecía incompleto en su vida. Parker era un amante de los vinos, pero sentía que no había información suficiente y confiable para los consumidores de ese mercado.

Para 1975, empezó a pensar en elaborar una pequeña guía para orientar a sibaritas como él. Su familia y amigos no estaban de acuerdo, pero él siguió con el proyecto soñado.

En 1978, Parker compró a vendedores de vino los datos de sus clientes y comenzó a enviar la guía a sus casas. A esta la bautizó como The Wine Advocate (TWA) y contenía un novedoso sistema de 100 puntos para evaluar la calidad de las etiquetas.

En esa época, tenía menos de 600 suscriptores. Hoy es una revista con más de 50 mil lectores en Estados Unidos y con alcance a 37 países a nivel global.

El éxito logrado hizo que en el 2001, Parker logre agregar una curiosa cláusula a su seguro de discapacidad. Era un párrafo que aseguraba su sentido del olfato por US$ 1 millón.

Reconocimientos

En una ocasión, Jacques Chirac, entonces presidente de Francia, le preguntó durante una cena a Bill Clinton qué vino le gustaría beber. El mandatario estadounidense respondió que cualquiera recomendado por Robert Parker, según El País.

Años después, en el 2005, Parker fue nombrado Caballero de la Legión de Honor, una de las distinciones francesas más importantes en el campo civil o militar. En España, otro país que sabe mucho de vino, también recibió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil por el Rey Juan Carlos.

Parker también ha escrito libros sobre vinos. En ellos, se explaya sobre etiquetas francesas, explora zonas vitivinícolas del mundo u ofrece recomendaciones de consumo.

Sin embargo, llegó un momento en el que el gurú del vino decidió alejarse poco a poco del liderazgo de TWA.

Nuevos negocios

En el 2012, Parker vendió parte de TWA a un grupo de inversores asiáticos. “El verdadero crecimiento de este mercado, y esa es la razón por la cual vendí la mayoría de acciones de TWA a unos chicos de Singapur, está en Asia”, dijo en esa oportunidad. A pesar de que no se reveló el monto pagado por el grupo empresarial, se calcula que fue de cerca de US$ 15 millones. Asimismo, ese año Parker dejó el cargo de editor jefe y quien se hizo cargo de la publicación fue Lisa Perrotti-Brown.

En el 2017, la guía Michelin, famosa por sus recomendaciones de restaurantes alrededor del mundo, compró el 40% de participación en TWA. El objetivo de la compra es conquistar el mercado asiático con ambas guías de consumo para el 2019. Luego seguirían Estados Unidos, Europa y el resto del mundo.

Vida tranquila

Por su parte, Robert Parker ha preferido una vida más tranquila a sus 71 años. Ha reinvertido parte de su capital en la compra de un viñedo en Oregon, de acuerdo a Forbes. Según los críticos, es un vino más que aceptable.

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