(Bloomberg) Ha sobrevivido a décadas de viento, lluvia y rayos, pero ahora el emblemático Cristo Redentor de Brasil sufre el mismo problema elemental que el resto del país: la falta de dinero.
El jueves, la arquidiócesis de Rio de Janeiro lanzó la campaña de recaudación de fondos "Amigos del Cristo Redentor" para preservar el monumento que atrae cada año a millones de turistas a la cima del monte Corcovado. La estatua que se yergue sobre la ciudad no es solo un símbolo de Rio, sino de todo Brasil. Ambos padecen una profunda recesión que ha vaciado las arcas del gobierno.
"Hasta hoy contábamos con los recursos propios de la iglesia y los del sector privado para el mantenimiento", declaró Omar Raposo, sacerdote a cargo del Santuario de Cristo Redentor, en entrevista con el canal de TV local Globo. "Pero con la gran crisis en la que nos encontramos hoy, estamos muy preocupados y necesitamos la colaboración de toda la sociedad".
Los costos de mantenimiento aumentaron, y la crisis económica hace que la iglesia no pueda pedirles más a sus patrocinadores, entre los que están Mastercard, Samsung, Hyundai y Pirelli, según el padre Marcos William, responsable de las comunicaciones de la arquidiócesis. El santuario gasta casi 3 millones de reales (US$889.000) al año para mantener la estatua de concreto de estilo Art Déco, que a menudo se ve alcanzada por rayos durante las tormentas tropicales, y otros 2 millones de reales entre los sueldos y los proyectos sociales y culturales.
El Cristo Redentor fue construido con la ayuda de donaciones en la década de 1920 y su construcción costó el equivalente a 9,5 millones de reales en valores de hoy, según su sitio web. La iglesia no recibe el dinero de las entradas, las cuales se reparten entre los concesionarios de transporte y el instituto de biodiversidad ICMBio del Ministerio de Medio Ambiente, explicó telefónicamente William.
"Es mucho más que una estatua", señaló William. "Tenemos que mantenerlo hermoso y perfecto. Es la postal de Brasil para el mundo entero".