La Sunedu le ha vuelto a denegar el licenciamiento a la Universidad Alas Peruanas (UAP), tras haberlo hecho por primera vez en el 2019. Después de ese primer proceso, la casa de estudios redujo su oferta académica a la sexta parte, vendió locales e invirtió S/ 210 millones en implementar las mejoras necesarias para intentarlo de nuevo. No ha sido suficiente.
Aunque Alas Peruanas todavía cojea en algunos indicadores académicos, ha mejorado en ese campo. No obstante, sus problemas de liquidez y lo abultado de sus cuentas por pagar han inclinado la balanza hacia la denegatoria. Con un saldo de caja que se proyecta negativo hasta el 2025, la universidad no alcanza los estándares del regulador. Gestión accedió a las finanzas de la UAP en exclusiva.
Mejoras no alcanzan
En el 2019, Alas Peruanas ofrecía 78 programas. Desde entonces, redujo la oferta a solo 12 programas, todos de pregrado. También pasó de operar en 29 locales a hacerlo en 7 y renovó su estructura accionarial, al sacar a los herederos de Fidel Ramírez.
A raíz de ese sinceramiento, esta vez la Sunedu ha estado mucho más cerca de certificar que cumple con las condiciones básicas de calidad (CBC). En el 2019 la UAP cumplió con 11 indicadores e incumplió con 33 (de 44 en total); mientras que este año obtuvo un resultado positivo en 13 y reprobó en 14 (de 27 en total). Una proporción que refleja el esfuerzo.
Sin embargo, Alas Peruanas no es capaz de proyectar los recursos necesarios para asegurar que puede realizar las inversiones para mantener (o mejorar) la calidad de su enseñanza. En cambio, registraría un saldo de caja negativo hasta el 2025.
“Lo que le interesa a la Sunedu, más que el resultado neto, es el flujo de caja. Esto porque buscan que las universidades tengan asegurados los fondos necesarios para financiar sus planes de mejora de la calidad, que duran varios años e implican construir instalaciones, acreditarse, destinar fondos a investigación, etcétera”, explica Álvaro Ledgard, economista que ha trabajado en evaluación financiera de casas de estudios.
Proyecciones en rojo
Tras invertir los S/ 210 millones, la universidad le dijo a Sunedu que obtendría recursos para los años venideros, principalmente, de los pagos de sus estudiantes y de la venta de algunos de sus locales. Sin embargo, este año registró menos ingresos por pensiones de los que había proyectado y sus estimados pasaron a terreno negativo.
Así, el saldo de caja acumulado se ajustó a un valor negativo de S/ 4.8 millones en el 2022, cuando se había estimado que sería positivo en S/ 1.7 millones. Dicho escenario se arrastraría hasta tres años, cuando se llegaría a -S/ 8 millones. Recién en 2026 se revertiría.
La caja de una universidad refleja su liquidez. Es decir, el dinero que tiene a mano para usar. Si bien puede registrar resultados contables positivos, estos pueden estar maquillados -por ejemplo- por pensiones morosas registradas como ingresos. “Con el flujo de caja no se puede engañar. El resultado neto sí puede hacer que una empresa se vea mejor de lo que está en la realidad”, explica Ledgard.
Datos:
- Deuda. Las cuentas por pagar conforman la mayoría del pasivo de la UAP. Esta no reconoce el 74% de su deuda con proveedores.
- Locales. La universidad vendió inmuebles por S/ 54 millones, pero no le alcanzó.
- Cierre. Su nuevo plazo de cese de actividades es en marzo del 2025.