Ciudad del Vaticano (Reuters).- Los cardenales pidieron el domingo en oración una guía espiritual antes del cónclave que elegirá a puertas cerradas a un nuevo Papa que liderará a la Iglesia en uno de los periodos más difíciles de su historia.
Los cardenales celebrarán el lunes una última reunión precónclave, en la que ajustarán la descripción del puesto que ocupará quien crean que será el mejor preparado para encabezar una institución plagada de escándalos de abusos sexuales en todo el mundo y de acusaciones de corrupción en el propio Vaticano.
Los 115 cardenales que tomarán parte en la elección a partir del martes descansaron antes de las reuniones precónclave celebrando misas en Roma, ya sea en capillas privadas o en grandes catedrales y basílicas de Roma.
"El cónclave está a la vuelta de la esquina. Recemos para que el Espíritu Santo dé a la Iglesia un hombre que pueda guiarla siguiendo los pasos de los grandes pontífices de los últimos 150 años", dijo el cardenal de Milán Angelo Scola en una misa en Roma.
Scola, de 71 años, es considerado el principal candidato italiano a suceder a Benedicto XVI, que sumió en la incertidumbre a los 1,200 millones de fieles de la Iglesia al convertirse el mes pasado en el primer pontífice en seis siglos en renunciar a un cargo vitalicio.
"Tenemos que tomar la decisión correcta", dijo el cardenal de Sao Paulo Odilo Pedro Scherer, de 63 años, que es considerado el principal aspirante latinoamericano, en su misa pública en una pequeña iglesia barroca repleta de periodistas y simpatizantes.
El cardenal estadounidense Sean O'Malley pidió a Dios que "ilumine a la Iglesia" para que los cardenales elijan a un pontífice que confirme a todos en la fe.
Otros cardenales, como el de Manila, Luis Antonio Tagle, al que se considera con pocas posibilidades por su relativa juventud, 55 años, mantuvo un perfil secundario, quedándose entre los muros de seminarios y otras instituciones religiosas.
En el Vaticano, la plaza de San Pedro estaba extrañamente tranquila, sin Papa por segundo domingo consecutivo. Las ventanas de los departamentos papales que dan a la plaza permanecían cerradas.
Benedicto XVI, que es ahora "Papa emérito" y no tiene autoridad en la Iglesia, se encuentra en un retiro veraniego al sur de Roma, mientras se prepara su residencia permanente en un convento del Vaticano.
"Este es un momento de crisis general, pero también un tiempo de crisis de fe", dijo el obispo italiano Rino Fisichella a la cadena de televisión Tgcom24, añadiendo que esperaba que el nuevo Papa se asome a la ventana de San Pedro el próximo domingo.
¿Un Papa no europeo?Los 115 cardenales electores de menos de 80 años entrarán en la Capilla Sixtina el martes por la tarde y celebrarán una primera votación ese mismo día. Votarán hasta cuatro veces diarias hasta que uno de los candidatos reciba una mayoría de dos tercios, o 77 votos.
Si no se elige un Papa en dos o tres días, significará que los cardenales están probablemente muy divididos y podrían optar por un candidato inesperado para encontrar el consenso.
Ningún cónclave ha durado más de cinco días en el último siglo. El papa Benedicto XVI fue elegido en apenas 24 horas en el 2005 tras apenas cuatro rondas de votación.
Pero en esta ocasión no ha surgido un candidato claro que se ponga al frente de una Iglesia repleta de problemas.
"Antes del anterior cónclave, todo el mundo reconoció que Ratzinger era el principal aspirante el mismo día que comenzó el cónclave. Lo mismo ocurrió con Pablo VI (en 1963) y Pío XII (en 1939)", dijo el padre Tom Reese, historiador jesuita y autor del libro "Inside the Vatican" ("Dentro del Vaticano").
Además del italiano Scola y el brasileño Scherer, otros que han sido mencionados como posibles pontífices son el canadiense Marc Ouellet y los estadounidenses O'Malley y Timothy Dolan.
Dado que la gran mayoría de los católicos viven hoy fuera de Europa, hay una creciente presión por que se opte por un pontífice de otra parte del mundo.
Muchos observadores creen que un papa latinoamericano, asiático o africano podría poner énfasis en la pobreza en el hemisferio sur, de la misma forma que Juan Pablo II mostró las división entre el Este y el Oeste tras ser elegido en 1978.