El penoso caso de la escolar de 12 años, que resultó gravemente herida tras caer del cuarto piso del colegio Saco Oliveros de Ate, causó gran consternación en el país esta semana. Sus padres afirman tener evidencias de que su hija era víctima de bullying por parte de sus compañeros, hecho que el colegio ha negado. Corresponderá a las autoridades competentes determinar las responsabilidades del caso.
Sobre el problema del bullying, que nos afecta como sociedad, conversamos con la psicóloga y psicoterapeuta infantil Mariana Yáñez Ferro, quien explicó qué hacer para prevenir y actuar frente a las situaciones de acoso escolar.
Cómo identificar un caso de bullying
En primer lugar, la especialista del Instituto Neuro Metabólico (INM) señaló que el bullying o acoso escolar “es un acto de violencia que es repetitiva, prolongada e intencionada”, donde muchas veces hay un factor de desigualdad de poderes.
“Entonces, al comprender que la víctima se encuentra en un entorno en el que se ejerce violencia y esta se da de forma escondida, silenciosa, [la víctima] tiende a ocultar lo que pasa, por miedo o vergüenza, tiende a quedarse callada, porque no para todos es fácil decir que somos víctimas”, mencionó Yáñez.
Cómo actúa una víctima de bullying
Es importante que padres y educadores estén atentos a los cambios de comportamiento en los niños y adolescentes. La psicóloga menciona los siguientes:
- Presenta dificultades para atender en clases o disminuye su rendimiento académico.
- Tiene alteraciones del sueño como insomnio y pesadillas.
- Tiene dolores estomáticos o psicológicos antes de ir al colegio, como náuseas, dolor abdominal o dolores de cabeza, con la finalidad de no asistir al centro educativo.
- Pérdida de apetito, ataques de ira, llanto frecuente o sin motivo.
- Cambios de humor, tristeza, síntomas de depresión, ansiedad.
- Se aísla o pasa mucho tiempo solo o sola.
- Puede presentar también algunas lesiones físicas, pérdida o daños de sus objetos personales. Ante eso pueden decir: “No pasa nada, me he caído”.
- Cambios en el lenguaje para referirse a sí mismo: “Soy un perdedor o perdedora”, “No voy a lograr las cosas”.
“Hay que crear espacios de diálogo y escucha”
Consultada sobre de qué manera los padres pueden ganarse la confianza de sus hijos para que compartan si están siendo víctimas de acoso escolar, la especialista señaló que es ideal mantener una buena comunicación con los hijos y nos dejó las siguientes recomendaciones:
- Crear espacios de diálogo y escucha en el día para favorecer este clima de confianza, donde los integrantes de la familia puedan compartir cómo les fue.
- Escuchar atentamente sus opiniones y si expresan un problema ayudarlos a reflexionar para encontrar soluciones.
- Es importante que los padres tomen la iniciativa a la hora de contar alguna situación que se presentó en el trabajo para hacer pequeños acercamientos que motiven a los hijos a compartir sus experiencias, si tuvieron problemas y cómo los resolvieron.
- Ser amables a la hora de preguntarle a nuestros hijos cómo les esta yendo, no solo en lo académico sino también en sus relaciones sociales, pero no a manera de interrogatorio: “quiénes son tus amigos”,”cómo te suelen tratar”, “cómo tú los tratas a ellos”, “cómo te sientes en los grupos”, “qué haces en los recreos”, “qué necesitas para tus clases”, “qué proyectos tienes”, etc.
Cómo ayudar a una víctima de bullying
La primera recomendación de Yáñez frente a estos casos es “actuar con calma e inmediatamente”.
“Primero es aprender a escuchar, validar lo que te están contando, demostrar que te interesa y evitar decir frases como ‘no les hagas caso’, ‘no es importante’, ‘igual solo vas [al colegio] unos días’, porque esas frases pueden hacerles creer que la idea de quedarse callados es lo mejor, que es lo que no queremos”, explicó.
Por el contrario, agrega, hay que preguntarles “cómo te puedo ayudar”, “qué necesitas de mi parte para que estes a salvo”, y conversar siempre con un tutor, docente o autoridad del colegio e informarle lo que esta pasando.
“Es importante saber que a nivel psicológico las víctimas de bullying o acoso escolar tienen mucho sentimiento de culpa, miedo, vergüenza, entonces necesita que el adulto al que le esta confiando esta información lo acoja y que tengan ellos la certeza de que los va a ayudar”, enfatizó.
Cómo deben intervenir los profesores
La psicoterapeuta recordó que, de acuerdo a la ley que promueve la convivencia sin violencia en las instituciones educativas, “el docente y los miembros del personal auxiliar [de un colegio], tienen la obligación de detectar, atender y denunciar de inmediato estos actos de violencia, intimidación u hostigamiento”.
“La ley también menciona que así se trate de casos de poca gravedad, los docentes deben sancionar dichos actos, quiere decir que deben parar esta conductas de agresión para que también esto refuerce al estudiante y este sienta que cuenta con el apoyo del docente, que el estudiante pierda miedo a hablar y quedarse callado”, subrayó.
Cómo evitar formar niños agresivos
Respecto a este tema, Yáñez recalcó que “las conductas agresivas de un niño normalmente se aprenden y así como se aprenden se pueden reeducar y corregir”.
Señaló que un primer paso para padres y profesores es notar cuáles son los comportamientos agresivos que tiene el niño o adolescente y “por qué los esta utilizando, cuál es la causa, quizá esta persona no tenga algún recurso para resolver sus problemas y recurre a estas conductas”.
Por ejemplo, refirió, si un padre o docente observa que el menor esta jugando con su hermano o un compañero, le pega y se queda con su juguete, “es importante frenar la conducta sin recurrir a la violencia porque somos modelo [para ellos]”.
¿Qué hacer? “Se debe parar el juego y explicarle: ‘entiendo que quieras este juguete pero le pertenece a él, pegarle no es la mejor manera, qué te parece si le hablamos y se lo pedimos, entonces allí el padre hace el rol de modelo, le ayuda a pensar cómo puede pedir el juguete, cómo negociar con la persona y cómo reparar el daño en caso se haya hecho”.
En esa observación podremos notar, explicó, si el menor tiene baja tolerancia a la frustación, si se irrita cuando no consigue algo frecuentemente o si recurre a la violencia como única alternativa, o si solo se fija en su bienestar.
“Tanto el agresor como la víctima necesitan este apoyo psicológico para tener mejores recursos de afrontamiento frente a los conflictos”, puntualizó la también especialista en Terapia Dialéctica Conductual y Terapaia Racional Emotivo Conductual.